
Una pausa en la tormenta financiera. El 18 de septiembre de 2025, la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos anunció un recorte de 25 puntos base en la tasa de fondos federales, situándola en un rango de 4% a 4,25%. Esta medida, la primera reducción desde diciembre de 2024, interrumpió un ciclo de incrementos que comenzó en diciembre de 2021 para contener una inflación que había alcanzado niveles inéditos tras la pandemia del Covid-19.
En respuesta, los principales índices de Wall Street cerraron la semana en máximos históricos: el S&P 500 avanzó un 0,47%, el Nasdaq Composite un 0,69%, y el Dow Jones un 0,36%. Un respiro para los mercados que, sin embargo, no ha disipado las incertidumbres sobre la sostenibilidad del crecimiento económico.
Desde la óptica de los economistas más ortodoxos, este recorte se interpreta como un reconocimiento tácito de que la inflación comienza a ceder y que la economía estadounidense podría necesitar un estímulo para evitar una recesión. “La Fed está calibrando sus movimientos para no asfixiar el crecimiento, pero sin perder de vista la inflación”, señala la economista María Fernández, especializada en política monetaria.
Sin embargo, sectores más críticos advierten que la decisión podría ser prematura. “Reducir la tasa en este momento puede alimentar burbujas financieras y generar desequilibrios que se pagarán caro en el futuro”, argumenta el analista financiero José Morales, quien recuerda los riesgos latentes en la deuda corporativa y la volatilidad global.
En Europa, la reacción fue más mesurada. El índice STOXX 600 cerró casi sin cambios, reflejando la cautela ante la divergencia de políticas monetarias y la incertidumbre económica regional. La desaceleración en China y los persistentes conflictos geopolíticos también pesan sobre el ánimo inversor.
La decisión de la Fed tiene un impacto directo en Chile, principalmente a través del tipo de cambio y las inversiones. El economista chileno Rodrigo Sánchez explica: “Un recorte en EE.UU. suele fortalecer activos emergentes, pero la volatilidad global obliga a ser prudentes. Para Chile, esto puede traducirse en mayor entrada de capitales, pero también en riesgos cambiarios y presión sobre la inflación local.”
Por su parte, sectores exportadores ven con esperanza una posible recuperación de la demanda internacional, aunque reconocen que la dinámica dependerá de la estabilidad global y de las políticas internas.
La Fed ha marcado un hito al dar un giro en su política monetaria, pero el camino hacia la estabilidad económica sigue siendo incierto. La inflación muestra señales de desaceleración, pero no ha desaparecido. La economía global enfrenta tensiones estructurales, desde la deuda hasta los cambios en el comercio internacional.
Este episodio expone la complejidad de las decisiones de política monetaria en un mundo interconectado y volátil. La diversidad de perspectivas —desde optimistas hasta escépticas— refleja la naturaleza ambivalente de esta pausa en el ciclo de alzas.
Para Chile y otros países emergentes, el desafío será navegar entre oportunidades y riesgos, aprendiendo de la experiencia global para fortalecer sus propias políticas económicas y sociales.
En definitiva, la historia reciente de la Fed y Wall Street es un recordatorio de que en economía, como en el coliseo romano, cada movimiento tiene sus héroes, sus víctimas y su público expectante, consciente de que la próxima escena puede cambiar el destino de todos.