
Un escenario meteorológico adverso se presentó durante las Fiestas Patrias 2025, con lluvias y temperaturas bajo lo habitual en diversas regiones del país, especialmente en Santiago y el sur. A casi dos meses de aquel episodio, su impacto y las distintas lecturas que generó ofrecen una radiografía compleja sobre cómo el clima puede trastocar tradiciones y la economía local.
Desde el 17 hasta el 20 de septiembre, la Dirección Meteorológica de Chile (DMC) pronosticó y confirmó precipitaciones que afectaron desde la Región Metropolitana hasta Magallanes. Santiago experimentó lluvias débiles que, aunque no fueron torrenciales, sí obligaron a modificar actividades al aire libre. En el sur, la situación fue más severa: Coyhaique y Aysén reportaron nevadas y temperaturas bajo cero, algo poco frecuente para esta época del año.
Este escenario contrastó con un inicio de semana relativamente cálido en la capital, donde el martes 16 de septiembre se registraron máximas sobre los 20 °C, para luego caer abruptamente. El cambio brusco sorprendió a muchos, especialmente a quienes planificaron eventos al aire libre.
Desde el mundo político, las opiniones se dividieron. El Ministerio del Interior destacó la «capacidad de adaptación» de la ciudadanía y los servicios públicos, mientras que algunos alcaldes de comunas metropolitanas cuestionaron la falta de planes contingentes específicos para eventos masivos bajo condiciones climáticas adversas.
«No es posible que cada año las lluvias nos tomen por sorpresa en fechas tan importantes para nuestra cultura y economía local», señaló un edil del sector oriente de Santiago.
En el ámbito económico, los comerciantes y feriantes del sector gastronómico y artesanal reportaron pérdidas significativas. «Las ventas cayeron hasta un 40% en comparación con Fiestas Patrias anteriores», afirmó un representante de la Cámara de Comercio de Santiago. En contraste, algunos sectores de servicios de delivery y comercio digital vieron un aumento en la demanda, adaptándose al cambio de hábitos impuesto por la lluvia.
Para muchos ciudadanos, la lluvia fue un factor frustrante que afectó la experiencia tradicional de fondas y ramadas. Sin embargo, también emergieron relatos de creatividad y resiliencia: familias que improvisaron celebraciones bajo techo, comunidades que reforzaron actividades culturales en espacios cerrados y un aumento en la oferta de eventos online.
«Este fenómeno nos recordó que nuestras tradiciones deben ser flexibles y adaptarse a los tiempos que vivimos», reflexionó una académica experta en cultura popular.
Tras analizar los hechos y las múltiples perspectivas, se puede concluir que las Fiestas Patrias 2025 fueron un punto de inflexión para repensar la relación entre clima, cultura y economía. La experiencia evidenció la necesidad de fortalecer planes de contingencia que consideren escenarios meteorológicos cada vez más impredecibles, en un contexto marcado por el cambio climático.
Además, la fragmentación de las experiencias regionales -desde la nieve en el sur hasta las lluvias moderadas en el centro- subraya la diversidad de desafíos que enfrenta el país para mantener vivas sus tradiciones en forma segura y sostenible.
El debate está abierto: ¿cómo equilibrar la preservación cultural con la adaptación a un entorno cambiante? Este episodio invita a reflexionar, sin apresuramientos, sobre el futuro de nuestras celebraciones más emblemáticas.