
En septiembre pasado, la campaña presidencial de Evelyn Matthei se vio envuelta en una controversia que, lejos de diluirse con el tiempo, ha dejado ver las profundas tensiones que atraviesan a la derecha chilena. El 18 de septiembre de 2025, a pocas horas del lanzamiento oficial de su franja electoral, circuló en grupos de WhatsApp y en redes sociales una versión del video que incluía críticas explícitas a figuras del Partido Republicano, como el exconvencional Rodrigo Rojas Vade y el exconsejero Luis Silva. Esta versión, que fue retirada y reemplazada por una edición más neutra desde las cuentas oficiales de la candidata, abrió un debate sobre las divisiones internas y la estrategia política de Matthei.
La narrativa del video original no dejaba espacio a dudas: los extremos políticos eran señalados como responsables de la fragmentación y el fracaso del proceso constituyente. 'Los extremos son un fracaso', afirmaba la voz en off de Matthei mientras se mostraban imágenes de líderes republicanos, generando rechazo entre sus simpatizantes más conservadores. El equipo de la candidata evitó explicar la existencia de dos versiones, limitándose a señalar que solo la difundida oficialmente debía considerarse válida.
Desde el Partido Republicano, las críticas no se hicieron esperar. "No es posible que se nos incluya en una crítica generalizada a los extremos cuando hemos buscado representar una visión legítima y democrática", señalaron fuentes internas, que reconocieron haber detectado la versión original pero descartaron que hubiera habido una orden directa para su difusión o retiro.
Este episodio no es aislado dentro de la campaña presidencial ni en la política chilena reciente. La tensión entre la necesidad de unidad y la realidad de una derecha fragmentada se ha manifestado en múltiples ocasiones, incluyendo polémicas previas en otras candidaturas. En la primaria oficialista, un video de Gonzalo Winter que mezclaba imágenes de figuras controvertidas también generó demandas y debates sobre los límites de la crítica política.
Desde una perspectiva más amplia, esta disputa pone en evidencia la dificultad que enfrenta el sector político de centro-derecha para consolidar un discurso que apele tanto a la moderación como a las bases más radicalizadas. Mientras Matthei intenta posicionarse como un puente que supere las divisiones, la reacción de sus adherentes y de los sectores republicanos muestra que la polarización persiste como un desafío estructural.
Para la ciudadanía, este episodio refleja una verdad incómoda: la política chilena sigue marcada por la fragmentación y la desconfianza entre sus propios actores, lo que dificulta la gobernabilidad y la construcción de consensos. Sin embargo, también abre una ventana para la reflexión sobre cómo las campañas electorales podrían evolucionar hacia mensajes que, en lugar de profundizar las grietas, busquen generar diálogo y entendimiento.
En conclusión, la polémica en torno a la franja de Evelyn Matthei no solo expone una crisis interna en la derecha chilena, sino que simboliza la tensión entre extremos políticos que aún no logran reconciliar sus diferencias. La pregunta que queda en el aire es si esta campaña será un punto de inflexión hacia la unidad o un reflejo más de la división que atraviesa al país.
Fuentes consultadas: La Tercera, análisis de redes sociales, declaraciones del Partido Republicano y equipo de campaña de Evelyn Matthei.