
Un acuerdo con matices y contradicciones
El 13 de noviembre de 2025, Estados Unidos anunció la firma de acuerdos comerciales con Argentina, Ecuador, El Salvador y Guatemala. Estos pactos implican que los cuatro países abran sus mercados a productos estadounidenses, mientras Washington reduce ciertos aranceles sobre sus exportaciones a ese país. Sin embargo, los aranceles generales del 10% al 15% permanecen vigentes para la mayoría de los productos.
Esta dinámica marca un giro en la política arancelaria que el expresidente Donald Trump impuso años atrás, caracterizada por una guerra comercial con Latinoamérica. Los acuerdos buscan, según fuentes oficiales estadounidenses, "alcanzar un comercio equilibrado, la reciprocidad y reducir déficits de larga data".
Perspectivas encontradas: Entre la oportunidad y la desconfianza
Desde la mirada oficial estadounidense, "habrá efectos positivos en los precios de productos como café, cacao y bananas", un mensaje dirigido a calmar a consumidores afectados por la inflación. Sin embargo, expertos en comercio internacional advierten que la reducción parcial de aranceles podría beneficiar más a empresas estadounidenses que a las economías locales.
En Argentina, el canciller Pablo Quirno celebró el acuerdo como una oportunidad para aumentar inversiones y fortalecer el comercio bilateral, destacando la reducción tarifaria en industrias clave. "Este pacto refuerza y amplía nuestra relación económica de larga data", expresó desde El Salvador su presidente Nayib Bukele, quien calificó la alianza como un gesto de amistad.
Por contraste, sectores sociales y académicos en estos países han manifestado preocupación por la posible dependencia económica y la erosión de políticas industriales nacionales, temiendo que la apertura favorezca la entrada masiva de productos estadounidenses en detrimento de productores locales.
Impacto regional y desafíos futuros
La región observa estos acuerdos con cautela. Guatemala, con su presidente Bernardo Arévalo, ha destacado la importancia de ser pionero en la reducción y eliminación de aranceles, lo que podría incentivar a otros países a seguir la senda. No obstante, la fragmentación política interna y las desigualdades sociales plantean interrogantes sobre quiénes serán los verdaderos beneficiarios.
Además, expertos en relaciones internacionales subrayan que estos acuerdos llegan en un contexto de tensiones geopolíticas y económicas globales, donde Estados Unidos busca consolidar su influencia en América Latina frente a actores como China y la Unión Europea.
Conclusiones: una negociación con doble filo
Los acuerdos comerciales firmados en noviembre de 2025 reflejan una estrategia estadounidense de recalibración arancelaria en América Latina, con beneficios y riesgos evidentes para ambas partes. La apertura de mercados y la reducción selectiva de tarifas pueden dinamizar el comercio, pero también reavivan debates sobre soberanía económica y equidad social.
La diversidad de voces, desde gobiernos hasta movimientos sociales, demuestra que esta historia está lejos de cerrarse. Lo que queda claro es que el comercio internacional en la región se mueve en un terreno complejo, donde las ganancias económicas se entrelazan con desafíos políticos y sociales que seguirán definiendo el futuro de América Latina.
Fuentes: Deutsche Welle, comunicados oficiales de gobiernos latinoamericanos, análisis de expertos en comercio internacional.
2025-11-08