En un escenario político marcado por la polarización y la incertidumbre, el debate sobre quién está mejor preparado para gobernar Chile tras las elecciones presidenciales ha cobrado una nueva dimensión. Desde septiembre de 2025, cuando se intensificó la discusión pública entre los partidarios de José Antonio Kast y Evelyn Matthei, la tensión no ha disminuido.
Por un lado, los seguidores del exdiputado y líder del Partido Republicano valoran su discurso claro y directo, que apela a la urgencia en temas como seguridad y generación de empleo. “Kast es un buen candidato porque ofrece respuestas concretas a problemas que afectan a la gente común”, señala un militante republicano en la Región Metropolitana. Sin embargo, esta claridad ha sido puesta en entredicho por analistas y opositores, quienes cuestionan la capacidad técnica y política del excongresista para transformar esas ideas en políticas públicas efectivas.
En contraste, Evelyn Matthei representa para muchos la experiencia y la capacidad de negociación necesarias para gobernar en un Congreso fragmentado. Su trayectoria como ministra, senadora y alcaldesa le otorga un capital político que, según sus partidarios, es indispensable para avanzar en reformas complejas. “La gobernabilidad no se improvisa; se construye con acuerdos y gestión,” afirma una académica de ciencias políticas de la Universidad de Chile.
Esta división se refleja también en la ciudadanía, que enfrenta una disonancia cognitiva entre la necesidad de respuestas rápidas y la demanda de un gobierno capaz de implementarlas. Sectores sociales más vulnerables, preocupados por la inseguridad, se sienten atraídos por el discurso de Kast, mientras que grupos urbanos y profesionales valoran la experiencia de Matthei para mantener avances en derechos sociales y políticas públicas.
En el último mes, encuestas independientes muestran que la confianza en la capacidad de gobernar de ambos candidatos se mantiene polarizada, sin que ninguno logre imponerse claramente en la opinión pública. Además, el debate ha puesto en primer plano temas que van más allá de la seguridad y la economía, como la lucha contra el cambio climático y la igualdad de género, donde las posturas de ambos candidatos difieren notablemente.
Desde una perspectiva política, el enfrentamiento entre Kast y Matthei no solo es una disputa electoral, sino una batalla por definir el modelo de gobernabilidad que Chile necesita en una época de desafíos múltiples. Para algunos expertos, la falta de acuerdos en el Congreso durante el segundo proceso constitucional, en el que participó el Partido Republicano, es un antecedente que preocupa sobre la capacidad de Kast para liderar.
“Gobernar exige más que voluntad; requiere experiencia, técnica y capacidad para construir mayorías,” sintetiza un exministro de Estado consultado para este análisis.
Finalmente, la conclusión que emerge tras meses de reflexión y análisis es que la pregunta central no es solo qué discurso convence más, sino quién puede realmente transformar esas ideas en políticas efectivas y sostenibles. La claridad sin experiencia puede generar expectativas incumplidas, mientras que la experiencia sin capacidad de innovar puede estancar el avance.
Chile se encuentra, por tanto, en un cruce decisivo donde la tensión entre claridad y experiencia define no solo el presente político, sino el futuro del país y la calidad de vida de sus habitantes.