
El 7 de noviembre, una imagen aparentemente simple se convirtió en el epicentro de un terremoto político en el Frente Amplio (FA). La candidata Constanza Schonhaut publicó en sus redes sociales una foto junto al Presidente Gabriel Boric, acompañada del mensaje: “Una pausa necesaria para conversar con un compañero de ruta. Orgullosa de lo avanzado en nuestro gobierno, nos preparamos para los desafíos que vienen y seguimos pa delante”.
Lo que para algunos fue un gesto de camaradería, para otros fue una señal inequívoca de respaldo presidencial a Schonhaut, en un distrito 11 que concentra a Las Condes, Vitacura y Peñalolén, y donde la exconcejala Isidora Alcalde también compite por la misma colectividad.
La reacción no se hizo esperar: militantes y candidatos del FA evidenciaron su molestia y preocupación por la aparente parcialidad del Mandatario. En un partido que enfrenta tensiones internas sobre el liderazgo futuro y el rol que Boric debería jugar tras su mandato, esta foto encendió una disputa latente.
Desde el ala que apoya a Alcalde, se interpretó la imagen como un mensaje directo contra el alcalde de Maipú, Tomás Vodanovic, otro liderazgo emergente del FA que promueve a la exedil. Esta división refleja una pugna más profunda: la lucha entre quienes quieren que Boric mantenga protagonismo y quienes apuestan por nuevos rostros.
Pero las críticas no quedaron confinadas al Frente Amplio. Otros candidatos oficialistas, como el diputado Tomás Hirsch (Acción Humanista), señalaron que “la prescindencia del Presidente es fundamental para tener una democracia sólida”, esperando que Boric mantenga neutralidad en lo que queda de campaña. Cindy Solís, independiente apoyada por el PPD, fue aún más dura: “Chile no necesita más amistades políticas, sino más compromiso con la gente y coherencia. El país exige que las decisiones se tomen por capacidad, no por apellidos ni amistades personales”. Para ella, la embestidura presidencial debe responder a todo el país, no a un círculo de amistades.
En defensa propia, Schonhaut sostuvo que su relación con Boric es fruto de una trayectoria común y compromiso con el proyecto de gobierno, y que la foto es una muestra de ello, no un favoritismo electoral.
Este episodio pone en escena un dilema recurrente en la política chilena: el equilibrio entre el liderazgo presidencial y la autonomía de los partidos y candidatos en procesos electorales. El uso de la imagen presidencial en campañas abre preguntas sobre la legitimidad y la percepción ciudadana sobre la transparencia y equidad en la competencia política.
Desde una mirada más amplia, esta fractura en el FA se inserta en un contexto donde el gobierno de Boric enfrenta críticas por su comunicación y gestión política, como él mismo ha reconocido en entrevistas recientes, admitiendo responsabilidad en la forma en que se han comunicado los avances y desafíos.
Queda claro que, más allá de la foto, el Frente Amplio está en una encrucijada sobre su identidad y liderazgo post-Boric, mientras que el Presidente se enfrenta al reto de mantener la autoridad moral y política sin caer en favoritismos que erosionen la confianza democrática.
Este episodio es un recordatorio de que en la política chilena, las imágenes pueden ser tan poderosas como las palabras, y que cada gesto presidencial es escrutado con lupa, especialmente en tiempos de alta polarización y competencia electoral.
Fuentes: La Tercera (7 noviembre 2025), declaraciones de candidatos y análisis internos del Frente Amplio.
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