Tame Impala y Fito Páez en Tiny Desk: Dos miradas, un pulso acústico inesperado

Tame Impala y Fito Páez en Tiny Desk: Dos miradas, un pulso acústico inesperado
Cultura
Música
2025-11-16
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- Sesiones íntimas que revelan la esencia detrás de la producción electrónica y el rock latino.

- Contrastes sonoros entre la guitarra acústica y arreglos de bronces.

- Reacciones divididas entre seguidores y críticos sobre la apuesta minimalista y reinterpretativa.

En un giro que desafía las expectativas del formato Tiny Desk, dos gigantes de la música contemporánea, Tame Impala y Fito Páez, entregaron en octubre y septiembre de 2025 respectivamente, sesiones que invitan a un ejercicio de escucha atento y reflexivo.

El 17 de octubre, el proyecto australiano liderado por Kevin Parker presentó una sesión dominada casi exclusivamente por guitarras acústicas y percusiones mínimas. Esta elección, que se aleja del habitual sonido electrónico y psicodélico que caracteriza a Tame Impala, mostró una faceta más desnuda y orgánica del grupo. Interpretaron temas destacados como "Borderline" y dos piezas de su reciente disco "Deadbeat": "Loser" y "Dracula" — esta última en su primera versión en vivo, con un arreglo vocal que sorprendió por su delicadeza.

"Probablemente se extrañó algo más de ambición en la instrumentación", comentó un crítico musical de La Tercera, reflejando una opinión común entre algunos seguidores que esperaban una sesión más expansiva.

Por otro lado, el 16 de septiembre, Fito Páez sorprendió con una sesión cargada de arreglos y una banda completa, incluyendo bronces y coros, que aportaron un aire fresco a sus clásicos. Desde una animada "A Rodar mi Vida" hasta una "versión insólita" y más pausada de "Mariposa Technicolor", Páez mostró su versatilidad y capacidad para reimaginar su repertorio sin perder su esencia.

"Esta reinterpretación más calmada y con presencia de bronces da una nueva dimensión a un clásico que parecía inmutable", señaló un musicólogo consultado para este análisis.

Los contrastes entre ambas sesiones son notables y revelan las tensiones internas del formato Tiny Desk: la búsqueda de intimidad frente a la necesidad de mantener la identidad artística.

Desde una perspectiva política y cultural, estas sesiones también reflejan las diferencias en el modo en que la música se adapta a espacios globalizados pero con fuerte impronta local. Mientras Tame Impala apuesta a un minimalismo que remite a la introspección y a la exploración sonora, Fito Páez se aferra a la riqueza de su tradición latinoamericana y su capacidad de reinventar el rock nacional con elementos orquestales.

En Chile, las reacciones han sido diversas. Algunos sectores valoran el riesgo acústico de Tame Impala como un gesto de autenticidad, mientras que otros extrañan la potencia electrónica que los posicionó internacionalmente. En contraste, la sesión de Páez ha sido celebrada por su calidez y su capacidad de conectar con públicos de distintas generaciones, aunque no falta la crítica que apunta a una cierta sobrecarga instrumental.

¿Qué se puede concluir de estas dos apuestas?

Primero, que la música en vivo, incluso en formatos compactos y aparentemente limitados, es un campo de batalla donde se juegan identidades, expectativas y tensiones creativas. Segundo, que la recepción crítica y popular no es unívoca, sino que refleja la pluralidad de miradas y sensibilidades que conviven en la escena musical.

Finalmente, estas sesiones Tiny Desk, con su distancia temporal y análisis pausado, nos invitan a cuestionar la inmediatez y la fragmentación del consumo cultural, proponiendo en cambio una escucha más profunda y consciente, donde el espectador se convierte en testigo de un duelo artístico que, aunque silencioso, es intenso y revelador.