El Papa León XIV enfrenta su mayor desafío: la justicia ante los abusos y la política climática en tensión

El Papa León XIV enfrenta su mayor desafío: la justicia ante los abusos y la política climática en tensión
Actualidad
Política
2025-11-16
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- Expulsión histórica de sacerdote italiano por abusos sexuales.
- Encuentro político-religioso entre Boric y el Papa en un contexto de profundas divisiones.
- Choque ideológico entre el Vaticano y sectores conservadores estadounidenses sobre cambio climático.

El Papa León XIV, el primer pontífice estadounidense, ha protagonizado en los últimos meses una serie de movimientos que evidencian un Vaticano en plena tensión entre la búsqueda de justicia interna y el papel político que pretende jugar en la arena global.

El 16 de septiembre de 2025, el pontífice firmó un decreto histórico expulsando del estado clerical al sacerdote italiano Alessandro Frateschi, encarcelado por abusos sexuales a cinco menores durante años. Frateschi, condenado y recluido en la cárcel de Latina, fue apartado definitivamente del ministerio, prohibiéndole hablar o representar a la Iglesia. Este acto, sin precedentes en su contundencia, fue recibido con una mezcla de alivio y escepticismo en la opinión pública y dentro de la Iglesia misma, pues pone en evidencia la persistencia de una crisis que ha golpeado a la institución durante décadas.

En paralelo, el Papa León XIV ha asumido una postura frontal frente a la crisis climática, en un discurso el 3 de octubre de 2025 en la conmemoración de los 10 años de la encíclica Laudato si’, condenando el negacionismo ambiental y llamando a una “conversión ecológica” global. Esta intervención directa “No hay lugar para la indiferencia ni la resignación” ha tensado aún más las relaciones con sectores conservadores, particularmente en Estados Unidos, donde el expresidente Donald Trump mantiene una línea negacionista y ha calificado la crisis climática como una “estafa”.

En este escenario, la visita del presidente chileno Gabriel Boric al Vaticano, confirmada para mediados de octubre, se convierte en un episodio clave para entender la relación entre política y religión en el hemisferio sur. Boric, representante de una izquierda progresista, buscará en el Papa un aliado moral para su agenda ambiental y social, en contraste con las críticas que ha recibido del cardenal Chomalí y otros sectores conservadores del clero chileno, especialmente en temas como aborto y eutanasia.

Las voces dentro de Chile reflejan esta disonancia: mientras la vocera Camila Vallejo reconoce las diferencias con la Iglesia en materias sociales, sectores conservadores insisten en la defensa irrestricta de la vida humana desde la concepción hasta la muerte natural, rechazando las reformas impulsadas por el gobierno.

Este choque de perspectivas no es solo local. El Vaticano, bajo León XIV, se posiciona como un actor que desafía directamente a figuras políticas como Trump, y al mismo tiempo intenta limpiar su casa con medidas ejemplares contra los abusos, aunque sin perder la complejidad de una institución milenaria y profundamente arraigada en la política global.

Para los ciudadanos y observadores, estos hechos confirman que la Iglesia Católica sigue siendo un espacio donde convergen y se enfrentan las tensiones entre tradición y modernidad, justicia y poder, fe y política.

Las consecuencias ya se perciben: un Vaticano menos tolerante con la impunidad interna, dispuesto a intervenir en debates globales sobre el clima, y una política chilena que busca en esta alianza un respaldo para avanzar en reformas sociales y ambientales. Sin embargo, la polarización, tanto en Chile como en el mundo, augura que este coliseo de ideas y valores seguirá desplegándose con intensidad en los próximos meses.

La verdad que emerge es doble: la justicia eclesiástica puede ser implacable cuando la evidencia es irrefutable, pero el costo político y social de estas decisiones es alto y complejo. Y en el terreno del cambio climático, la Iglesia asume un liderazgo moral que desafía a gobiernos y ciudadanos a repensar sus prioridades, aunque choque con intereses poderosos.

Así, el Papa León XIV no solo enfrenta la tragedia de los abusos, sino también la épica de una Iglesia que quiere ser protagonista en la transformación del mundo, en un tiempo donde la religión y la política se entrelazan más que nunca.