La vigilia en Alligator Alcatraz desafía la política migratoria de Trump: un símbolo de resistencia y controversia

La vigilia en Alligator Alcatraz desafía la política migratoria de Trump: un símbolo de resistencia y controversia
Internacional
América Latina
2025-11-16
Fuentes
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- Más de 14 semanas consecutivas de protestas frente al centro de detención en Florida.

- Diversidad de voces: activistas, líderes religiosos, familiares y comunidades indígenas.

- Conflicto ambiental y humanitario que trasciende lo local y cuestiona políticas federales.

Un punto en el mapa de los Everglades se ha convertido en un escenario donde convergen la indignación, la fe y la protesta. Desde julio de 2025, el centro de detención Alligator Alcatraz, ubicado en un remoto tramo de la carretera Tamiami Trail, ha sido objeto de una vigilia dominical que ya suma más de catorce semanas consecutivas. Lo que comenzó como un acto local ha escalado hasta convertirse en un símbolo nacional de resistencia contra las políticas migratorias del gobierno de Donald Trump.

Cada domingo, más de 200 personas de distintas ciudades de Florida y otros estados se reúnen en medio del barro y los manglares para exigir el cierre del centro y denunciar el trato a los inmigrantes detenidos. La convocatoria integra a activistas proinmigrantes, líderes religiosos de distintos credos, familiares de detenidos y miembros de la tribu Miccosukee, que aportan una dimensión histórica y ambiental a la protesta.

Voces y perspectivas en el terreno

“La gente no se queda de brazos cruzados. Cada semana llegan nuevas personas que luego llevan esta experiencia a sus comunidades”, explica Noelle Damico, organizadora de las vigilias y miembro de Workers Circle. Su testimonio refleja un fenómeno expansivo, con nuevas vigilias surgiendo en ciudades como Sarasota, Orlando y Tallahassee, e incluso en estados tan distantes como Alaska y Hawái.

En contraste, las autoridades migratorias y estatales defienden la operación del centro, negando las denuncias de malos tratos y asegurando que se proporciona alimentación, atención médica y acceso a abogados. Sin embargo, la falta de transparencia es un reclamo constante: diferentes organizaciones de derechos civiles han solicitado acceso al centro sin respuesta.

El pastor Roy Terry, maestro de ceremonias de las vigilias, denuncia que el país enfrenta “una de las mayores crisis morales de nuestro tiempo”, y llama a la acción desde la fe y la conciencia social. Por su parte, Betty Osceola, activista y miembro de la tribu Miccosukee, recuerda que “este país fue construido por todos y dependerá de todos seguir avanzando”. Su presencia conecta la protesta con una historia de desplazamientos y discriminación que aún resuena en el territorio.

El caso Betancourt y la angustia de las familias

El testimonio de Arianne Betancourt, cuya padre se encuentra detenido en Alligator Alcatraz, pone rostro a la tragedia humana detrás de las cifras. Justo Betancourt, cubano con residencia de décadas en Estados Unidos, fue arrestado tras cumplir una condena y se enfrenta a condiciones médicas precarias dentro del centro. Su historia no es aislada, y la incertidumbre sobre el paradero de cientos de detenidos alimenta la sensación de desaparición forzada denunciada por grupos como la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU).

Controversia ambiental y legal

El centro Alligator Alcatraz, construido en tiempo récord con carpas de lona, también ha generado rechazo desde el ámbito ambiental. La tribu Miccosukee y organizaciones ecologistas presentaron demandas por el daño irreparable al ecosistema de los Everglades. A pesar de una orden judicial para desmantelar el campamento, apelaciones y el cierre temporal del gobierno federal han permitido que el centro siga operando.

Constataciones finales

Este episodio evidencia la compleja intersección entre política migratoria, derechos humanos y medioambiente. La vigilia en Alligator Alcatraz no solo cuestiona la legitimidad de un centro de detención sino que también pone en jaque la transparencia y la ética del sistema migratorio estadounidense.

El movimiento ha logrado mantener la atención pública y expandirse geográficamente, generando un espacio donde convergen la protesta social y la solidaridad interreligiosa. Sin embargo, la persistencia del centro y la opacidad en torno a los detenidos revelan un desafío mayor: la tensión entre la seguridad nacional y el respeto a la dignidad humana, una tensión que sigue sin resolverse y que seguirá marcando la agenda política y social en los próximos meses.