
En la madrugada del 23 de octubre de 2025, la comuna de Penco, en la Región del Biobío, fue escenario de un incendio multifoco que encendió las alarmas sobre la seguridad y la gestión ambiental en la zona. Tres focos simultáneos se registraron en el predio Playa Negra, con dos de ellos al interior de la forestal Arauco, y uno más en la zona de interfaz urbana-rural. Este siniestro, que se suma a otro similar ocurrido semanas antes, no sólo dañó recursos naturales, sino que puso en evidencia una preocupante tendencia: la intencionalidad detrás de estos incendios.
Ramón Figueroa, presidente del Departamento de Protección del Bosque de la Corporación Chilena de la Madera (Corma) en Biobío, no dudó en calificar el hecho como "un incendio claramente intencional". A su juicio, el inicio prematuro de estos eventos, antes incluso de la temporada oficial de incendios 2025-2026, obliga a una respuesta urgente y coordinada entre autoridades, comunidades y sectores productivos.
"Estamos entrando en la temporada de incendios 2025-2026. Lo ocurrido nos muestra la peor cara de la ocurrencia de incendios, con varios focos y muy cercano a poblados", señaló Figueroa, quien además hizo un llamado a la ciudadanía para denunciar a quienes resulten responsables, recordando que estos actos constituyen delitos penales.
Este escenario se da en un contexto en el que autoridades regionales y gremios forestales habían solicitado al Presidente Gabriel Boric la autorización para implementar la quema controlada o "fuego técnico" como medida preventiva. La negativa o demora en esta autorización ha generado críticas y preocupación por la falta de herramientas para manejar el riesgo.
Desde el gobierno regional, la preocupación es palpable. Por un lado, se reconoce la complejidad de enfrentar incendios intencionales, que no sólo amenazan ecosistemas sino también la seguridad de las comunidades. Por otro lado, se enfatiza la necesidad de políticas públicas más efectivas y recursos adecuados para la prevención y control.
La sociedad civil y expertos en gestión ambiental también aportan visiones diversas. Algunos apuntan a la necesidad de fortalecer la inteligencia y vigilancia en zonas vulnerables, mientras otros llaman a abordar las causas sociales que podrían estar detrás de estos actos, como conflictos territoriales o descontentos comunitarios.
Este episodio en Penco no es un caso aislado. La Región del Biobío ha experimentado en los últimos años un aumento en la frecuencia y gravedad de incendios forestales, con impactos directos en la biodiversidad, la economía local y la calidad de vida de sus habitantes. La combinación de factores climáticos, humanos y estructurales exige una mirada integral y un compromiso sostenido.
En definitiva, la tragedia de los incendios intencionales en Penco pone en escena un desafío que trasciende la emergencia inmediata. Requiere una reflexión profunda sobre la gestión ambiental, la seguridad pública y la participación ciudadana. La temporada 2025-2026 comienza con un llamado urgente a la acción coordinada y a la construcción de soluciones que eviten que la sombra del fuego vuelva a amenazar las tierras y comunidades del Biobío.
Fuentes: Cooperativa.cl, declaraciones de Corma Biobío Ñuble, testimonios de autoridades regionales y análisis de expertos en gestión forestal.