
Costa Rica ha emergido como el país latinoamericano con el mayor aumento de millonarios extranjeros en los últimos diez años, un fenómeno que, lejos de ser solo una estadística, ha desatado una compleja trama de tensiones sociales, económicas y políticas.Según el informe «Migración de Patrimonio Privado 2025» de Henley & Partners, el crecimiento de millonarios extranjeros fue de un 76% en la última década, con un flujo estimado de 8.400 individuos de alto patrimonio que han establecido residencia en el país. Este aumento se aceleró tras la pandemia, cuando el cambio global en estilos de vida y la flexibilidad para vivir en múltiples lugares catapultaron a Costa Rica como destino predilecto.
El perfil de estos millonarios es diverso: desde jubilados y semi-retirados norteamericanos y canadienses, hasta jóvenes inversores latinoamericanos y criptomillonarios. Muchos no residen permanentemente, sino que dividen su tiempo entre Costa Rica y otros países, aprovechando la visa dorada que ofrece el país a quienes invierten al menos US$150.000 en bienes raíces.
Este atractivo se sustenta en un sistema tributario favorable —sin impuestos a ganancias de capital extranjeras ni a la herencia— y en un entorno percibido como seguro y de alta calidad de vida. “Costa Rica ofrece incentivos financieros comparables a Suiza, junto a leyes sólidas de privacidad bancaria”, explica Andrew Amoils de New World Wealth.
Pero el auge no es un cuento de hadas para todos. En zonas como Guanacaste, epicentro del boom inmobiliario, los precios de las propiedades se han disparado hasta un 400% entre 2017 y 2023, según la Universidad Nacional de Costa Rica. Este encarecimiento ha generado un efecto burbuja que ha empujado a comunidades locales hacia asentamientos informales y ha encarecido alimentos y arriendos.
“Se han creado burbujas de lujo en medio de regiones con alta pobreza, lo que provoca desplazamiento y fractura social”, señala Daniela Córdoba, economista de la Universidad de Costa Rica. Las protestas pacíficas y movimientos ciudadanos exigen mayor regulación para frenar la gentrificación y proteger a las poblaciones originarias.
Además, la seguridad, otrora uno de los grandes atractivos, ha mostrado signos de deterioro. Informes recientes de la OCDE y el Centro de Estudios del Turismo advierten que el aumento de violencia y delincuencia afecta negativamente la imagen del país como destino seguro, poniendo en riesgo la inversión y el turismo.
Desde una perspectiva regional, Costa Rica lidera junto a Panamá e Islas Caimán el crecimiento de millonarios extranjeros, mientras que países como Colombia, Brasil y Argentina enfrentan la salida de este segmento de población.
Esta realidad plantea un desafío de múltiples frentes: ¿cómo equilibrar los beneficios económicos que trae la llegada de capital extranjero con la protección social y ambiental de las comunidades locales? ¿Qué rol debe jugar el Estado para evitar que la prosperidad de unos se traduzca en marginalización de otros?
La historia de Costa Rica en esta década es una lección viva sobre las tensiones que genera la globalización de capitales y estilos de vida. El fenómeno de los millonarios extranjeros no es un mero dato económico, sino un espejo donde se reflejan las complejas interacciones entre riqueza, territorio y justicia social. Mientras las cifras suben, las voces disonantes de quienes sufren las consecuencias reclaman atención y acción.
En definitiva, el auge de millonarios en Costa Rica es una tragedia y un triunfo a la vez: un triunfo para quienes buscan un refugio de privilegio, una tragedia para quienes ven cómo su entorno y su futuro se transforman sin su consentimiento ni beneficio real.
Fuentes: Informe «Migración de Patrimonio Privado 2025» (Henley & Partners), Universidad Nacional de Costa Rica, OCDE, entrevistas a expertos económicos y sociales, BBC News Mundo.
2025-11-08