Estados Unidos y Venezuela en el borde del conflicto: ¿amenaza real o juego de poder? - Un mes después de la escalada militar en el Caribe

Estados Unidos y Venezuela en el borde del conflicto: ¿amenaza real o juego de poder? - Un mes después de la escalada militar en el Caribe
Internacional
América Latina
2025-11-16
Fuentes
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- Presiones militares y acusaciones cruzadas entre Washington y Caracas.

- Voces divididas sobre la legalidad y consecuencias de las operaciones estadounidenses.

- Movilización y riesgo regional: Venezuela fortalece su defensa ante posibles agresiones.

Un conflicto que se cocina a fuego lento en el Caribe ha colocado a Estados Unidos y Venezuela en una tensión que, aunque no ha desembocado en un enfrentamiento abierto, revela las profundas fracturas geopolíticas y sociales que atraviesan la región. Desde principios de septiembre de 2025, la presencia militar estadounidense en el mar Caribe se ha intensificado con el despliegue de ocho buques y un submarino, en una operación oficial para combatir el narcotráfico. Sin embargo, esta acción ha desencadenado una serie de denuncias y movilizaciones que muestran que la disputa va más allá de la lucha contra las drogas.

La narrativa estadounidense: seguridad y combate al narcotráfico

El expresidente Donald Trump, con voz firme y directa, resumió la posición de Washington: 'No nos gusta lo que Venezuela nos está mandando: ni sus drogas ni sus pandilleros... No nos gusta nada.' Esta declaración, hecha en septiembre, sintetiza el argumento estadounidense para justificar la presencia militar en la región. La operación más controvertida fue el derribo de una lancha que supuestamente transportaba drogas y miembros del Tren de Aragua, un grupo criminal venezolano. Estados Unidos sostiene que esta acción fue necesaria para cortar el flujo de narcóticos y delincuentes hacia su territorio.

Desde la perspectiva de Washington, la seguridad nacional está en juego, y la lucha contra el narcotráfico se convierte en un pretexto legítimo para mantener una postura firme en el Caribe.

La respuesta venezolana: soberanía y denuncia de agresión

Por otro lado, el gobierno de Nicolás Maduro ha rechazado categóricamente las acusaciones y las operaciones militares estadounidenses. 'Estamos preparados. Ante cada vuelo tenemos una acción de manera individual o colectiva. Sabemos lo que están haciendo. Sabemos el despliegue que tienen en el mar Caribe, con toda la intención de sembrar una guerra', afirmó el ministro de Defensa Vladimir Padrino López, evidenciando una percepción de amenaza directa.

Venezuela ha denunciado vuelos de inteligencia y operaciones militares que, según sus autoridades, violan su espacio aéreo y soberanía. Además, el gobierno ha ordenado la movilización de buques, el alistamiento de millones de milicianos y un refuerzo especial en cinco regiones costeras, como respuesta a lo que considera un plan de intervención militar estadounidense.

Perspectivas divergentes: entre la legalidad y la provocación

Este enfrentamiento pone en evidencia una profunda disonancia cognitiva en la región. Mientras Estados Unidos insiste en la legalidad y necesidad de sus acciones para proteger su territorio y combatir el crimen organizado, Venezuela denuncia que se trata de una provocación con fines políticos y un intento de desestabilización.

Desde el punto de vista regional, algunos países vecinos observan con preocupación la escalada, temiendo que un incidente pueda desencadenar un conflicto mayor que afecte la estabilidad del Caribe y América Latina.

Voces ciudadanas y académicas

En las calles de Caracas y Miami, las opiniones reflejan esta división. Ciudadanos venezolanos expresan temor ante la posibilidad de una guerra, mientras que sectores en Estados Unidos piden mayor control sobre las drogas y la seguridad fronteriza. Académicos y expertos en relaciones internacionales advierten sobre los riesgos de una escalada militar en una región ya marcada por tensiones históricas.

Constataciones y consecuencias

Un mes después del inicio de esta escalada, el equilibrio sigue frágil. No se ha producido un enfrentamiento directo, pero las acciones militares y las declaraciones públicas mantienen la tensión alta. La verdad que emerge es que ambas partes actúan desde lógicas de seguridad nacional y legitimidad política, pero con narrativas irreconciliables.

Este episodio revela la complejidad de las relaciones entre Estados Unidos y Venezuela, donde la lucha contra el narcotráfico se entrelaza con intereses geopolíticos, soberanía y poder regional. La lección es clara: sin un diálogo que reconozca estas múltiples dimensiones, el riesgo de un incidente que desate una crisis mayor permanece latente.

En definitiva, el Caribe se ha convertido en un escenario donde las sombras de la Guerra Fría parecen reactivarse, y donde la prudencia y el análisis crítico son indispensables para entender qué está en juego más allá de las armas y las palabras.