
En un escenario electoral que parecía consolidado, las últimas semanas han revelado un giro inesperado en las preferencias presidenciales chilenas. La encuesta Cadem del 14 de septiembre de 2025 marcó un punto de inflexión: Evelyn Matthei (UDI) ha experimentado un alza sostenida en intención de voto, alcanzando un 18%, mientras que José Antonio Kast (REP), aunque sigue siendo el favorito, mostró un leve descenso al 25%. Por su parte, Jeannette Jara (PC) ha visto una caída en su apoyo, situándose en 26%.
Este movimiento no es solo un simple reajuste numérico, sino la expresión palpable de un electorado que se debate entre la continuidad y el cambio, en medio de una polarización que va más allá de los números. Analistas políticos consultados por El Informador Chile señalan que "la dinámica post-debate ha activado segmentos indecisos que buscan una opción que combine experiencia con renovación", situando a Matthei en una posición inesperada de crecimiento.
Desde la derecha, la figura de Kast sigue siendo sólida, especialmente en la percepción ciudadana sobre quién será el próximo presidente: un 38% lo visualiza como ganador, un dato que contrasta con la intención directa de voto. Esta discrepancia refleja una tensión entre la expectativa y la decisión real, que se traduce en un escenario más competitivo y menos predecible que en meses anteriores.
En tanto, las voces ciudadanas reflejan esta fragmentación. En regiones como el Biobío y la Araucanía, donde la seguridad y el orden público son temas sensibles, el respaldo a Kast se mantiene firme, mientras que en la zona metropolitana y el sur, Matthei ha capitalizado un discurso más moderado y técnico. La izquierda, representada por Jara, enfrenta el desafío de recomponer su base tras una baja que algunos atribuyen a la percepción de falta de propuestas concretas en el debate.
Este enfrentamiento electoral, que ya se siente como un verdadero coliseo político, revela además una sociedad chilena que no solo elige candidatos, sino que se posiciona en torno a visiones del país que, hasta ahora, no han logrado un consenso claro. La atomización del voto, con figuras como Franco Parisi y Johannes Kaiser manteniendo porcentajes relevantes, añade complejidad al panorama y obliga a los contendores principales a replantear estrategias.
Los datos de la encuesta también muestran un 7% de indecisos o quienes no responderán, un segmento que podría definir el resultado final. Esta incertidumbre invita a una reflexión profunda sobre el estado de la democracia chilena, la confianza en las instituciones y la capacidad de los partidos para conectar con una ciudadanía que demanda más que discursos, busca certezas y soluciones tangibles.
En conclusión, el escenario electoral chileno de 2025 se configura como un espacio de disputa intensa donde las certezas se diluyen y las posibilidades se abren. Matthei ha logrado romper el statu quo, Kast mantiene su base histórica, y Jara enfrenta una encrucijada que definirá el futuro de la izquierda. Los próximos meses serán decisivos para entender si esta competencia se traduce en un cambio real o en una reafirmación del orden político vigente.