
Un pulso en la arena política chilena se ha desplegado desde el primer debate televisivo entre los ocho candidatos a la Presidencia, celebrado a principios de septiembre. El 14 de septiembre de 2025, la encuesta de Agenda Criteria reveló que Jeannette Jara (Unidad por Chile) y José Antonio Kast (Partido Republicano) mantuvieron sus niveles de apoyo, con 29% y 27% respectivamente, mientras que Evelyn Matthei (Chile Vamos) cayó de 17% a 13%. Esta fotografía, tomada semanas después, permite observar no solo los números, sino también las dinámicas políticas y sociales que se han ido desplegando.
El escenario de consolidación y desgaste
Jara, la carta oficialista, se mantiene como líder en las preferencias, pero con un techo que parece difícil de superar. Su apoyo estable contrasta con la caída de Matthei, que ha perdido terreno en un electorado que parece replegarse hacia los polos más definidos. Kast, por su parte, consolida su base, reflejando una derecha más radicalizada y movilizada.
Desde la perspectiva oficialista, 'Jara representa la continuidad de un proyecto socialdemócrata que busca profundizar reformas, aunque enfrenta el desafío de ampliar su base más allá de los sectores urbanos tradicionales', explica el analista político Rodrigo Valdés. En contraste, el entorno republicano ve a Kast como 'el único capaz de canalizar el descontento con la centroizquierda y la derecha tradicional, capitalizando miedos y demandas de orden y seguridad' (fuente: Centro de Estudios Políticos Contemporáneos).
Voces desde la ciudadanía y el territorio
En regiones, la lectura es diversa. En el norte, sectores populares valoran la propuesta social de Jara, pero también sienten la presión de la narrativa de Kast sobre seguridad y empleo. En el centro-sur, la caída de Matthei ha abierto espacios para que nuevas figuras como Johannes Kaiser (PNL) ganen protagonismo, aunque todavía lejos de los primeros lugares.
Una joven votante de Concepción comenta: 'Me siento atrapada entre opciones que no me convencen del todo, pero la estabilidad y el cambio social son urgencias que no veo resueltas con los candidatos tradicionales'. Esta sensación de desencanto y polarización se repite en distintos focos, mostrando un electorado fragmentado y crítico.
La segunda vuelta: un tablero incierto y fragmentado
Los datos proyectan que Jara no lograría imponerse en segunda vuelta frente a Kast ni a Matthei. Sin embargo, contra candidatos como Kaiser o Parisi, la situación se torna más favorable para la oficialista, aunque con un alto porcentaje de votos nulos o blancos, reflejo del desencanto y la indecisión.
Este fenómeno plantea preguntas sobre la legitimidad y el mandato que podría tener el próximo presidente, y sobre la capacidad del sistema político para canalizar las demandas sociales sin fracturas mayores.
Conclusiones y certezas
La fotografía actual confirma que la elección presidencial de 2025 no es solo una competencia de números, sino un reflejo de tensiones profundas en la sociedad chilena. La estabilidad de Jara y Kast, la caída de Matthei y la aparición de figuras emergentes configuran un tablero complejo, donde la polarización y la fragmentación son protagonistas.
El desafío para los candidatos y el país es cómo transitar este escenario sin caer en la exacerbación de conflictos ni en la parálisis política. La elección será, en última instancia, una prueba de la madurez democrática y de la capacidad de diálogo en un Chile que busca definirse más allá de las etiquetas tradicionales.
Este análisis se basa en la encuesta de Agenda Criteria del 14 de septiembre de 2025 y en estudios posteriores de centros políticos y sociales, que han permitido verificar y contrastar las distintas perspectivas sobre este proceso electoral.