
Una noche que quedó marcada por tragedia en la Región de Arica. El viernes 12 de septiembre, un bus de pasajeros de la empresa Horizonte perdió el control en la intersección de la Ruta 5 Norte con Cuesta Cultura Chinchorro, en la comuna de Camarones. El accidente dejó un saldo de un fallecido y 19 heridos, quienes fueron trasladados al Hospital Regional de Arica para recibir atención médica urgente.
Desde el Servicio Nacional de Prevención y Respuesta ante Desastres (Senapred) se informó que la ruta permaneció cerrada hasta la mañana siguiente por restricciones preventivas, en un sector que desde julio mantenía alerta amarilla por riesgo de remociones en masa. Si bien las causas exactas siguen bajo investigación, los primeros antecedentes apuntan a fallas en los frenos del bus que habrían provocado que el conductor perdiera el control.
Este accidente ha puesto en el centro del debate la seguridad vial en zonas de alta complejidad geográfica y con condiciones climáticas adversas. Desde la mirada regional, autoridades locales y organizaciones ciudadanas han expresado preocupación por la falta de mantenimiento adecuado en la infraestructura y la fiscalización de las empresas de transporte.
“Este no es un hecho aislado; la región necesita un plan integral que considere las condiciones particulares de nuestras rutas y los riesgos naturales que enfrentamos”, señaló un representante de la municipalidad de Camarones en diálogo con medios locales.
En contraste, desde el sector empresarial del transporte se argumenta que las condiciones geográficas y climáticas son un desafío constante, y que las compañías han implementado protocolos de seguridad que, sin embargo, pueden verse superados por fallas técnicas inesperadas. “Invertimos en el mantenimiento y capacitación, pero la naturaleza y el desgaste de los vehículos siempre presentan riesgos que debemos mitigar con mayor apoyo estatal”, declararon desde la empresa Horizonte.
La ciudadanía, por su parte, ha manifestado una mezcla de indignación y temor. Familias de las víctimas y usuarios habituales de la ruta exigen respuestas claras y acciones concretas para evitar que tragedias como esta se repitan. En redes sociales y foros comunitarios, la discusión se ha centrado en la responsabilidad compartida entre empresas, autoridades y conductores.
Este accidente se inserta en un contexto más amplio donde la región de Arica y Parinacota ha enfrentado en los últimos años múltiples emergencias vinculadas a desastres naturales y vulnerabilidades en infraestructura vial. La alerta amarilla vigente por remociones en masa desde julio subraya la fragilidad del entorno y la necesidad de políticas públicas que integren mitigación de riesgos y seguridad en el transporte.
En definitiva, la tragedia del bus en Camarones no solo revela una falla puntual en un vehículo, sino que destapa un entramado complejo de desafíos estructurales. La multiplicidad de voces —desde autoridades, empresas y ciudadanos— refleja la disonancia entre las expectativas de seguridad y las realidades de un territorio expuesto.
“La verdad es que no podemos permitir que la precariedad en la gestión de riesgos siga costando vidas. Este accidente debe ser un punto de inflexión para un cambio profundo en cómo concebimos la movilidad y la protección en zonas vulnerables”, concluye un experto en gestión de desastres consultado para este análisis.
Así, mientras se esclarecen las causas y se avanza en las investigaciones, la región enfrenta una encrucijada: aprender de esta tragedia para evitar que la historia se repita o resignarse a seguir pagando un costo humano que podría evitarse.