
El pasado 15 de noviembre de 2025, la Autopista Central fue escenario de un trágico accidente que terminó con la vida de una persona y dejó a otras tres heridas. Una micro del sistema RED, que circulaba vacía y fuera de servicio, colisionó contra un vehículo particular con cuatro ocupantes a bordo, en la comuna de Lo Espejo.
Desde el inicio, la historia se presentó como un choque de circunstancias y responsabilidades. La micro, perteneciente al recorrido 216, impactó al automóvil, provocando la muerte de uno de sus ocupantes y el traslado urgente de los restantes a centros asistenciales. El conductor del bus fue sometido a un alcotest y puesto a disposición policial.
Desde el gobierno, la autoridad de transporte enfatizó en la necesidad de revisar los protocolos de operación de los buses fuera de servicio, señalando que "la seguridad de todos los usuarios debe ser prioritaria, incluso cuando los vehículos no están en servicio". Sin embargo, organizaciones sociales y familiares de las víctimas cuestionan esta visión, apuntando a la falta de fiscalización efectiva y a la sobrecarga del sistema RED, que podría estar forzando condiciones riesgosas.
Por su parte, expertos en seguridad vial advierten que el accidente refleja un problema estructural: "La circulación de vehículos fuera de servicio en vías rápidas sin medidas claras de seguridad es un riesgo latente, que no puede seguir siendo ignorado". Esta mirada técnica se contrapone a la narrativa oficial, generando un debate público sobre la responsabilidad compartida entre operadores, autoridades y usuarios.
En Lo Espejo y comunas aledañas, el accidente reavivó la preocupación ciudadana sobre la seguridad en las autopistas urbanas. Vecinos y organizaciones locales han denunciado desde hace años la alta siniestralidad en tramos críticos, demandando mayor presencia policial y mejoras en infraestructura.
"No queremos más tragedias, es hora de que se tomen medidas concretas y no solo discursos", expresó una dirigenta vecinal durante una reunión comunitaria posterior al accidente.
A una semana del siniestro, varias certezas emergen de esta tragedia. Primero, que la circulación de vehículos fuera de servicio en vías rápidas debe ser regulada con mayor rigor y claridad. Segundo, que el sistema RED enfrenta desafíos operativos que, si no se abordan, pueden afectar la seguridad de los ciudadanos. Y tercero, que la respuesta institucional debe ir más allá de protocolos y alcotests, involucrando un diálogo abierto con la sociedad y una revisión profunda de políticas públicas en materia de transporte y seguridad vial.
Este accidente no es un hecho aislado, sino una manifestación de tensiones acumuladas entre eficiencia operativa, seguridad ciudadana y responsabilidad institucional. El desafío ahora es transformar la tragedia en un punto de inflexión que evite que más vidas se pierdan en las autopistas del país.
Fuentes: Cooperativa.cl, Carabineros de Chile, testimonios vecinales, expertos en seguridad vial.