Polonia y la sombra rusa: la incursión de drones que desató una crisis diplomática inesperada

Polonia y la sombra rusa: la incursión de drones que desató una crisis diplomática inesperada
Internacional
Europa
2025-11-16
Fuentes
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- Incursión confirmada de 19 drones rusos en espacio aéreo polaco.

- Discrepancias entre aliados de la OTAN sobre la interpretación del incidente.

- Tensiones internas en la UE por la postura ambivalente de Hungría ante Moscú.

El 10 de septiembre de 2025, Polonia denunció la entrada no autorizada de 19 drones rusos en su espacio aéreo, un episodio que rápidamente escaló de un incidente militar a un choque diplomático que sigue resonando dos meses después.

El primer ministro polaco, Donald Tusk, no dejó lugar a dudas: "A nosotros también nos habría gustado que el ataque con drones a Polonia fuera un error. Pero no lo fue. Y lo sabemos". Esta afirmación, publicada en la red X, desestimó la hipótesis inicial del entonces presidente estadounidense Donald Trump, quien había sugerido que la incursión podría haber sido un error.

Este desencuentro público entre dos aliados clave de la OTAN reveló no solo diferencias en la interpretación de los hechos, sino también tensiones subyacentes en la alianza transatlántica. Mientras Polonia y la OTAN calificaron la acción de Moscú como un "comportamiento temerario", el Kremlin negó cualquier intención hostil, alegando falta de pruebas que vinculen los drones con Rusia.

En el epicentro de esta crisis, la posición de Hungría añadió una capa inesperada de complejidad. Su primer ministro, Viktor Orbán, expresó "plena solidaridad" con Polonia, calificando la incursión como "inaceptable", pero evitó atribuir directamente la responsabilidad a Moscú. Este gesto, aunque solidario, evidenció las fracturas internas en la Unión Europea, donde Hungría mantiene una línea de cercanía con Rusia y se opone a la integración de Ucrania en la UE y la OTAN.

El episodio ha puesto a prueba las alianzas europeas, mostrando cómo intereses nacionales y percepciones geopolíticas divergentes pueden coexistir en un mismo bloque. Desde un punto de vista regional, Polonia se reafirma como un baluarte frente a la amenaza rusa, mientras que Hungría se distancia, generando un escenario de incertidumbre para la cohesión estratégica europea.

Las voces ciudadanas en Polonia reflejan una mezcla de alarma y desconfianza hacia sus aliados occidentales, cuestionando la efectividad de la protección que la OTAN puede ofrecer. En contraste, en Hungría, la narrativa oficial busca equilibrar la solidaridad con Polonia sin comprometer la relación con Moscú, en un ejercicio de diplomacia delicada.

Con el paso del tiempo, este incidente ha dejado en claro que la seguridad europea no solo depende de la capacidad militar, sino también de la unidad política y la claridad estratégica. La crisis de los drones ha expuesto la fragilidad de esa unidad y la necesidad de un debate profundo sobre el rumbo de la política exterior europea.

En conclusión, la incursión rusa en el espacio aéreo polaco es más que un episodio aislado: es un reflejo de las tensiones latentes en Europa, donde la coexistencia de posturas encontradas entre aliados puede poner en jaque la estabilidad regional. La verdad incontrovertible es que la amenaza rusa no fue un error, como lo afirmó Polonia, y las consecuencias de esta afirmación siguen moldeando el panorama geopolítico actual.