Banco Central y las tasas hipotecarias: el fin de un patrón irrealista en la recuperación del crédito habitacional

Banco Central y las tasas hipotecarias: el fin de un patrón irrealista en la recuperación del crédito habitacional
Economía
Macroeconomía
2025-11-16
Fuentes
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- Tasas hipotecarias previas a 2019 ya no son referencia válida

- Demanda de crédito repunta pero sigue contenida y con foco en reprogramaciones

- Banca y Banco Central enfrentan tensiones regulatorias y desafíos en la internacionalización del peso

En un escenario donde las tasas hipotecarias han dejado de ser el ancla que marcaron antes de 2019, el Banco Central de Chile ha lanzado una señal clara: el patrón de comparación con aquel período de tasas "extraordinariamente bajas" es ya un espejismo para la realidad financiera actual.El 13 de noviembre de 2025, Rosanna Costa, presidenta del Banco Central, presentó el Informe de Estabilidad Financiera (IEF) en un seminario organizado por la Asociación de Bancos (Abif), donde detalló que, aunque se observa un crecimiento positivo en el crédito comercial tras tres años de caída, la demanda sigue contenida y el impulso aún es frágil.

El contraste entre las expectativas y la realidad se dibuja en las palabras de Costa: "Todavía cuando uno analiza la encuesta de créditos bancarios y la encuesta de percepción de negocios, siguen habiendo una demanda contenida, y cuando aparece demanda, la respuesta sigue siendo reprogramaciones de crédito de forma muy significativa". Esta dinámica revela un sistema financiero que se mueve, pero que no termina de despegar hacia una recuperación sostenida.

Desde el prisma de la banca, representada por José Manuel Mena, presidente de Abif, la situación se vive como un desafío regulatorio sin precedentes. "El conjunto de normas y leyes en curso son de una magnitud no vista en el pasado", afirmó. Mena advirtió sobre el impacto directo de estas regulaciones en la capacidad del sistema para proveer crédito, señalando la necesidad de modernizar requisitos y revisar políticas como la Tasa Máxima Convencional, recomendada para eliminar incluso por organismos internacionales como el FMI y el Banco Mundial.

El debate no es solo doméstico. La internacionalización del peso chileno, una meta del Banco Central, enfrenta obstáculos en la liquidez y profundidad del mercado local. Costa señaló que, aunque la participación de no residentes ha aumentado, la consolidación de esta tendencia depende de factores externos y la llegada de bancos corresponsales.

En materia hipotecaria, la presidenta del Banco Central fue enfática: "Pensar que la convergencia hacia niveles de tasas extraordinariamente bajas que tuvimos antes de 2018 o 2019 es un patrón de comparación razonable, no lo es". La realidad es que las tasas internacionales, la deuda soberana, emergencias climáticas y el déficit fiscal en EE.UU. presionan al alza, configurando un panorama donde las tasas de interés se estabilizan en niveles más altos que en el pasado reciente.

Sin embargo, la tasa no es el único factor en juego. El mercado inmobiliario chileno arrastra otras tensiones: costos de terrenos, situación macroeconómica y el estado financiero de los hogares, que juntos moldean un escenario complejo para la recuperación del crédito habitacional.

Este enfrentamiento entre la banca y el Banco Central, entre regulaciones estrictas y la necesidad de dinamizar el crédito, se manifiesta como un duelo en el que ambos actores buscan equilibrio. La banca reclama mayor flexibilidad y menor sobrecarga regulatoria; el Banco Central defiende una agenda que busca fortalecer la estabilidad y competencia del sistema.

Las verdades que emergen de este coliseo financiero apuntan a una conclusión clara: la recuperación del crédito, especialmente el hipotecario, será un proceso lento y condicionado por múltiples factores, tanto internos como externos. La ilusión de tasas bajas y crédito abundante quedó atrás, y la nueva realidad exige adaptarse a un contexto donde la prudencia y la regulación juegan papeles centrales.

Para los ciudadanos y hogares chilenos, esto implica enfrentar un mercado crediticio más restrictivo y posiblemente más caro, pero también más sólido y sostenible en el tiempo. El desafío para los reguladores y la banca será encontrar la fórmula para que esta estabilidad no se traduzca en una parálisis del financiamiento, especialmente en un sector tan sensible como la vivienda.

Este episodio confirma que la economía chilena se encuentra en una encrucijada: la tensión entre crecimiento y estabilidad, entre regulación y dinamismo, entre pasado y futuro. Y en este escenario, la prudencia informada y la comprensión profunda de las fuerzas en juego son las mejores armas para navegar la complejidad que se avecina.