Madrid supera a Cataluña en riqueza económica: Un giro que redefine la rivalidad histórica

Madrid supera a Cataluña en riqueza económica: Un giro que redefine la rivalidad histórica
Economía
Macroeconomía
2025-11-16
Fuentes
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- Madrid adelanta a Cataluña como la región más rica de España.

- Factores clave: menor exposición al comercio mundial, capitalidad y política fiscal.

- Impactos políticos y sociales: tensiones por competencia fiscal y futuro económico incierto.

Madrid ha desbancado a Cataluña como la región más rica de España, marcando un punto de inflexión en una rivalidad que trasciende el fútbol y se adentra en lo político y económico. En 2024, Madrid aportó el 19,8% del Producto Interno Bruto (PIB) nacional frente al 18,9% de Cataluña, a pesar de que esta última tiene un millón más de habitantes. Este sorpasso, término italiano para adelantar, ha sido resultado de décadas de transformaciones estructurales y coyunturales que ahora se hacen visibles en las cuentas oficiales.

La historia detrás del cambio se remonta al siglo XIX, cuando Cataluña emergió como la locomotora industrial española gracias a su posición geográfica estratégica, con puertos mediterráneos y una potente industria textil y manufacturera. Madrid, en cambio, concentraba el poder político y administrativo, con un perfil más burocrático y de servicios. Sin embargo, la llegada de la democracia y la integración europea en los años 80 comenzaron a equilibrar la balanza.

“Madrid ha tenido una especialización productiva que le ha llevado a tener un mejor rendimiento en las últimas décadas”, señala Gregorio Izquierdo, director del Instituto de Estudios Económicos de Madrid. La capital española ha sabido diversificar su economía hacia servicios financieros, empresariales y tecnológicos, mientras que Cataluña, con un peso mayor en la industria y exportaciones, ha sufrido más los embates de la globalización y la volatilidad del comercio mundial.

La crisis financiera global de 2008 y la posterior burbuja inmobiliaria impactaron con mayor fuerza en Cataluña, mientras Madrid mostró una mayor resistencia. En 2012 y 2013, el PIB madrileño superó por primera vez al catalán, consolidando una tendencia que se aceleró tras el proceso independentista catalán de 2017. La incertidumbre política llevó a la salida de miles de empresas y la caída de la inversión extranjera, mientras Madrid se posicionaba como destino estable y atractivo para capitales.

“La incertidumbre persistente en Cataluña reforzó aún más el papel de Madrid como destino estable para la inversión”, explica Jakob Suwalski, analista de Scope Ratings.

Otro factor crucial ha sido la política fiscal. Madrid ha aplicado una estrategia de reducción y eliminación de impuestos, lo que algunos expertos califican como “dumping fiscal”. Esto ha generado una competencia interna entre comunidades autónomas que, si bien ha beneficiado a Madrid, ha provocado críticas y tensiones políticas. Cataluña, con una presión fiscal mayor, acusa a Madrid de crear un paraíso fiscal dentro del Estado.

“Este sistema fomenta una competencia entre comunidades que puede ser nociva para el conjunto del país”, advierte Bernat Sellarès, profesor de Historia del Pensamiento Económico.

En el plano político, este cambio económico alimenta las disputas sobre el modelo territorial y la cohesión española. Mientras Madrid se consolida como motor económico con una base diversificada y una política favorable a la inversión, Cataluña busca recuperar terreno con planes ambiciosos en infraestructuras, innovación y gobernanza.

El presidente catalán Salvador Illa ha presentado un plan para revertir esta tendencia, apostando por la "movilización de recursos públicos más ambiciosa desde 2010", con la intención de que Cataluña lidere de nuevo la economía española.

Sin embargo, el futuro económico de ambas regiones depende no solo de políticas internas, sino también de factores externos como la estabilidad política, la inversión en innovación y la adaptación a un entorno global cambiante.

En definitiva, la superación de Cataluña por parte de Madrid no es solo un dato estadístico, sino el reflejo palpable de un proceso complejo y multifacético que reconfigura el mapa económico y político de España. La rivalidad entre ambas regiones sigue viva, pero ahora con nuevas reglas y desafíos que definirán el rumbo de la península ibérica en los próximos años.