
Un año después del fatídico 10 de abril de 2025, cuando dos jóvenes hinchas de Colo Colo perdieron la vida en el estadio Monumental y sus alrededores durante el partido ante Fortaleza por la Copa Libertadores, el club vive una crisis que trasciende lo deportivo. Los incidentes obligaron a la Conmebol a sancionar al club con cinco partidos internacionales sin público, de los cuales ya han cumplido dos, y a una multa de 80 mil dólares. Estas medidas no solo impactan en la atmósfera deportiva, sino que también representan un duro golpe económico, con pérdidas estimadas en cerca de 3,5 millones de dólares solo por el cierre parcial del estadio a los hinchas.
En paralelo, Colo Colo prepara una apelación ante el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) con la esperanza de reducir la sanción. La estrategia jurídica, liderada por el estudio español Senn Ferrero Asociados, se basa en demostrar que el club cumplió con todas las exigencias de seguridad impuestas por la Delegación Presidencial Metropolitana y otras autoridades, y que los graves excesos superaron su responsabilidad como organizador del espectáculo.
Sin embargo, informes oficiales y testimonios de la policía y del árbitro del partido revelaron múltiples incumplimientos y una colaboración insuficiente de la seguridad privada, lo que generó un ambiente de inseguridad que desembocó en la suspensión definitiva del encuentro. “La Policía no brindó el apoyo esperado en materia de seguridad, dejando toda la responsabilidad en manos de la seguridad privada, que no cumplió efectivamente su labor”, declaró el oficial de seguridad.
En el plano deportivo, la temporada 2025 ha sido para el olvido. Colo Colo no solo quedó fuera de la Copa Libertadores y la Sudamericana, sino que su clasificación a cualquier torneo internacional para 2026 está en serio riesgo, tras un empate dramático 2-2 contra Limache que prácticamente sepultó sus opciones. La irregularidad del equipo, la falta de identidad y la desconexión en el campo han sido evidentes, mientras que episodios extradeportivos, como la renuncia del técnico de Unión Española tras perder contra Colo Colo y la polémica por la ausencia y cuestionamientos a figuras como Arturo Vidal y Sebastián Vegas, han ensombrecido aún más el ambiente.
En Blanco y Negro, la concesionaria que administra el club, el diagnóstico es claro: la crisis financiera obliga a una poda profunda del plantel para la temporada 2026. Se proyectan salidas de jugadores con sueldos millonarios como Sebastián Vegas, Claudio Aquino, Emiliano Amor y Esteban Pavez, liberando más de 200 millones de pesos mensuales. Este ajuste no es solo una cuestión deportiva sino una necesidad de supervivencia financiera, dado que la ausencia en torneos internacionales implica una reducción sustancial de ingresos. “Vamos a tener que rebajar los costos del plantel, aunque quedemos en la Copa Sudamericana, porque la caja no nos da”, admitió el director Ángel Maulén.
El futuro del técnico Fernando Ortiz también pende de un hilo. Su contrato incluye una cláusula que podría permitir su salida anticipada si no se logra clasificar a competencias internacionales. Con cinco partidos restantes en el calendario, todos considerados finales para el Cacique, la presión es máxima. “Hay frustración, pero todavía se puede revertir. Hay partidos por delante y puntos que se pueden sacar”, ha declarado el DT, consciente de que su continuidad está atada a resultados inmediatos.
Desde distintas perspectivas, la crisis de Colo Colo es un espejo de tensiones mayores en el fútbol chileno: el choque entre la pasión desbordada y la responsabilidad institucional, la fragilidad de proyectos deportivos caros frente a realidades económicas restrictivas, y la necesidad de reconstruir una identidad que hoy parece diluirse.
Para los hinchas, la tragedia del 10 de abril marcó un antes y un después. Más allá de los resultados y las sanciones, el sentimiento de pérdida y la exigencia de cambios profundos en la seguridad y gestión del club persisten. Como señala el presidente de la ANFP, Pablo Milad, “Colo Colo cumplió con la normativa, pero los hechos demostraron que la realidad fue otra. Es momento de aprender y hacer las cosas bien para que esto no se repita”.
En definitiva, Colo Colo se encuentra en una encrucijada donde convergen la tragedia, la crisis deportiva y la urgencia financiera. La apelación en el TAS, la reestructuración del plantel y la definición del futuro del cuerpo técnico serán capítulos decisivos en la historia de un club que, a pesar de sus desgracias, sigue siendo un símbolo potente para millones de chilenos. La pregunta que queda en el aire es si esta tormenta podrá ser el inicio de una reconstrucción profunda o el preludio de un declive prolongado.
Fuentes: La Tercera, informes oficiales de la Delegación Presidencial Metropolitana, declaraciones de Blanco y Negro y ANFP, análisis económicos del club y testimonios del cuerpo técnico y jugadores.