
En un escenario político marcado por la fragmentación y la polarización, el Partido Comunista (PC) de Chile se encuentra en un punto crítico tras la elección presidencial de noviembre de 2025. Por primera vez en su historia, el PC llevó a una militante, Jeannette Jara, como candidata única del oficialismo en primera vuelta. Este hito, sin embargo, vino acompañado de sacrificios estratégicos que han modificado sus expectativas electorales y su posición en el Congreso.
El PC debió ceder terreno en la negociación con sus aliados para evitar la fragmentación del oficialismo. La colectividad redujo sus expectativas de mantener los 12 diputados obtenidos en 2021 a intentar conservar cerca de 9 escaños. Esta decisión refleja un reconocimiento pragmático de la realidad política: un aumento probable del peso de la derecha en la Cámara Baja y la imposibilidad de replicar escenarios electorales anteriores.
En distritos clave como el 9 y el 12, donde antaño el PC tenía bastiones fuertes, la ausencia de figuras emblemáticas y cambios en las listas han puesto en jaque su representación. Por ejemplo, la diputada Karol Cariola, pieza fundamental en 2021, se enfocó en la carrera senatorial, mientras que otros candidatos enfrentan la competencia interna y la amenaza de rupturas en la izquierda.
El partido no sólo lidia con adversarios externos, sino que también enfrenta disonancias internas. La posible elección de figuras como Karol Cariola al Senado podría fortalecer el ala opositora a la actual directiva liderada por Lautaro Carmona, cuya continuidad al mando hasta 2029 parece asegurada, aunque con crecientes cuestionamientos.
“El PC no es tradición en interrumpir mandatos, pero las diferencias internas son palpables y podrían redefinir su rumbo en los próximos años”, señala un analista político consultado.
En regiones como Tarapacá y Valparaíso, el PC mantiene candidatos con buena proyección, pero la incertidumbre electoral genera inquietud en sus bases. La ciudadanía observa con atención cómo la izquierda se reconfigura, mientras el oficialismo enfrenta el desgaste de la gestión y la derecha capitaliza el descontento.
Desde la derecha, se interpreta esta contención como un retroceso inevitable y una oportunidad para ampliar su influencia parlamentaria. En tanto, sectores socialistas y del Frente Amplio ven en la situación una llamada a la unidad y a la renovación estratégica para evitar la pérdida de predominancia en la izquierda.
El Partido Comunista enfrenta una encrucijada que trasciende la coyuntura electoral: contener el retroceso en la Cámara de Diputados y ampliar su presencia en el Senado. Esta doble apuesta revela una colectividad en transición, que debe equilibrar la defensa de su identidad con la necesidad de adaptarse a un entorno político más adverso.
La evolución de esta historia mostrará si el PC logra consolidar su rol como actor relevante en la izquierda chilena o si, por el contrario, su peso político se diluye en un tablero dominado por fuerzas más moderadas o conservadoras. En todo caso, la elección de noviembre de 2025 marca un capítulo decisivo en la trayectoria de un partido que, por primera vez, asume el desafío presidencial desde su propia trinchera.