
Un choque que no fue solo de palabras, sino de símbolos y lealtades. En el primer debate presidencial de septiembre, la escena se tiñó de un conflicto que no solo enfrentó a Franco Parisi y Evelyn Matthei, sino que también evidenció las profundas fisuras que recorren a la derecha política chilena.El 10 de septiembre de 2025, durante el debate presidencial, Parisi acusó a Matthei de haber traicionado tanto al expresidente Sebastián Piñera como a la figura de Augusto Pinochet. La acusación, lanzada con dureza, fue un golpe directo a la trayectoria política de Matthei, quien respondió con una mezcla de defensa personal y reproche hacia el estilo de Parisi.“Él suele actuar así, sobre todo contra las mujeres”, afirmó Matthei, recordando su pasado ministerial y la relación con Piñera.
Este episodio no surgió en un vacío. La tensión entre ambos candidatos refleja una disputa más amplia en la derecha, donde las lealtades históricas y las estrategias electorales se entrecruzan con la necesidad de renovación y posicionamiento.Johannes Kaiser, candidato del Partido Nacional Libertario, criticó duramente a Parisi por romper acuerdos previos y usar imágenes de Matthei en formas consideradas poco caballerosas. Su reproche apuntaba a una ética política que algunos creen se está perdiendo en la búsqueda de votos.
Desde el sector más tradicional, la intervención de Parisi fue vista como un error táctico y un desvío de la discusión programática. En cambio, sus seguidores argumentan que la franqueza y la crítica directa son necesarias para sacar a la luz verdades ocultas y desafiar el statu quo.
En regiones donde el legado de Pinochet sigue siendo un tema sensible, estas acusaciones reavivaron debates sobre la memoria histórica y la identidad política. Ciudadanos consultados expresaron desde indignación hasta alivio: algunos valoran la transparencia brutal, otros lamentan la polarización creciente.
A más de dos meses del debate, el impacto de este enfrentamiento sigue resonando en la campaña electoral. Ha puesto en evidencia que la derecha chilena no solo está dividida en términos ideológicos, sino también en cuanto a estilos y códigos políticos.
Este episodio invita a reflexionar sobre los límites del debate público y la responsabilidad que tienen los candidatos para no solo disputar el poder, sino también para construir un espacio político que permita la convivencia democrática.
En definitiva, la escena política chilena mostró una vez más que las batallas no son solo por las ideas, sino también por la forma en que se enfrentan. El público, espectador y juez, queda a la espera de cómo estos protagonistas manejarán las consecuencias de sus actos y palabras en el tramo final hacia La Moneda.