
El desenlace de un escándalo que sacudió la justicia chilena se concretó el 10 de septiembre de 2025, cuando la Corte Suprema decidió expulsar a la jueza Verónica Sabaj de la Corte de Apelaciones de Santiago. La decisión fue adoptada tras una investigación que reveló sus vínculos con Luis Hermosilla, un abogado penalista de alto perfil involucrado en delitos de corrupción y tráfico de influencias. Este episodio no solo puso en jaque la integridad de la magistrada, sino que también desnudó grietas profundas en el sistema judicial chileno.
Cronología y contexto: La investigación comenzó a raíz de la filtración de audios donde Sabaj y Hermosilla intercambiaban favores, incluyendo gestiones para asegurar su nombramiento en la Corte de Apelaciones. Tras más de 200 días en prisión preventiva, Hermosilla obtuvo arresto domiciliario mientras se le sigue investigando por lavado de activos, ilícitos tributarios y soborno. La gravedad de estos vínculos llevó a que Sabaj fuera suspendida y luego removida por unanimidad, confirmando un comportamiento incompatible con los principios de independencia e imparcialidad que deben regir a la magistratura.
Perspectivas en tensión:
- Desde la derecha tradicional, el golpe fue particularmente duro, pues Hermosilla fue asesor cercano de Andrés Chadwick, exministro del Interior y figura clave en gobiernos anteriores. Sus aliados denuncian una persecución política y un proceso marcado por filtraciones y violaciones al debido proceso, como lo expresó el juez Antonio Ulloa, también suspendido por nexos con Hermosilla, quien calificó la investigación de sesgada y parcial.
- En contraste, sectores progresistas y organizaciones de la sociedad civil han valorado la medida como un paso necesario para restaurar la confianza en la justicia, demandando reformas estructurales que eviten la captura del sistema por intereses privados.
- La ciudadanía, por su parte, observa con desconfianza y escepticismo, cuestionando la eficacia de los mecanismos internos de control y la transparencia en la administración de justicia.
El pulso del poder y la justicia: Este caso expone una lucha de poderes donde la corrupción y el tráfico de influencias no solo dañan la imagen de la magistratura, sino que erosionan la base misma de la democracia. La Corte Suprema, al expulsar a Sabaj, intentó enviar un mensaje claro sobre la intolerancia a prácticas corruptas, pero también abrió un debate sobre la independencia judicial y la necesidad de mayor escrutinio externo.
Verdades y consecuencias: La expulsión de la jueza Sabaj confirma que la corrupción permea niveles altos del sistema judicial, pero también que existen mecanismos para detectarla y sancionarla, aunque imperfectos y criticados. La polarización en torno al caso refleja la complejidad del entramado político y social que influye en la justicia chilena. A largo plazo, este episodio podría ser un punto de inflexión para impulsar reformas que fortalezcan la transparencia, la rendición de cuentas y la confianza ciudadana, siempre que no se quede en una mera anécdota de escándalo.
Fuentes consultadas: Infobae, EFE, declaraciones oficiales de la Corte Suprema, análisis de expertos en derecho y política chilena.