La destitución de Verónica Sabaj: un terremoto judicial que sacude la confianza pública

La destitución de Verónica Sabaj: un terremoto judicial que sacude la confianza pública
Actualidad
Justicia Tribunales
2025-11-16
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- Cuestionamiento ético: La ministra Sabaj fue removida por vulnerar deberes judiciales.

- Influencia indebida: Revelaciones sobre contactos con abogado imputado Luis Hermosilla.

- Crisis institucional: El Poder Judicial enfrenta una prueba de transparencia y credibilidad.

Un golpe de fondo en el Poder Judicial chileno sacudió la escena nacional cuando, el pasado 10 de septiembre, la Corte Suprema decidió destituir a la ministra Verónica Sabaj de la Corte de Apelaciones de Santiago. Esta medida, inédita en su contundencia, respondió a la comprobación de que Sabaj mantuvo comunicaciones con el abogado imputado Luis Hermosilla, vulnerando así los deberes de probidad y reserva que rigen a los jueces.

El origen de la crisis: audios que no debieron existir

El caso, conocido como “Caso Audios”, comenzó a gestarse a inicios de 2025, cuando se filtraron grabaciones que mostraban conversaciones entre Sabaj y Hermosilla. Estas revelaciones no solo expusieron una relación impropia, sino que también sugirieron que Sabaj habría favorecido al abogado en causas judiciales, además de recibir influencias para su nombramiento.

Desde la perspectiva del Poder Judicial, esta conducta quebrantó normas fundamentales del Código Orgánico de Tribunales y la Ley 20.880, además de violar principios éticos internacionales recogidos en el Código Iberoamericano de Ética Judicial. La Corte Suprema, en su fallo, detalló faltas específicas: desde la entrega de información reservada sobre tendencias políticas de ministros y abogados, hasta sugerencias sobre estrategias procesales a favor de Hermosilla.

Voces enfrentadas en el debate público

La destitución ha abierto un debate intenso y polarizado. Por un lado, sectores conservadores y voces institucionales han celebrado la decisión como una señal clara de que la justicia chilena no tolerará la corrupción ni favoritismos internos. “Este fallo reafirma el compromiso con la transparencia y la independencia judicial”, afirmó un vocero del Poder Judicial.

En contraste, algunos abogados y académicos han cuestionado la rapidez y el alcance de la sanción, señalando riesgos para la presunción de inocencia y la autonomía judicial. “Es fundamental que el proceso respete todas las garantías y que no se convierta en un espectáculo mediático que dañe la confianza en las instituciones”, expresó un profesor de Derecho Constitucional.

A nivel social, la opinión pública ha oscilado entre la indignación por el supuesto abuso de poder y el escepticismo frente a la capacidad del sistema para autocorregirse. Organizaciones ciudadanas han demandado reformas profundas que eviten que casos como este se repitan.

Consecuencias visibles y desafíos futuros

La remoción de Sabaj no solo es un hito judicial sino también un espejo donde se reflejan las tensiones de un sistema en busca de legitimidad. La Corte Suprema ha dejado en claro que la ética y la probidad serán exigencias ineludibles para sus integrantes, pero la sombra que deja este episodio pone en evidencia la fragilidad institucional y la necesidad de mecanismos más robustos de control y transparencia.

En el plano político, la crisis judicial ha reavivado discusiones sobre reformas estructurales al Poder Judicial, incluyendo la designación de ministros y la fiscalización de su desempeño. Mientras tanto, la ciudadanía espera que este sacudón no quede en un mero ajuste de cuentas, sino que impulse cambios reales que fortalezcan la confianza pública.

Constataciones finales

Este caso confirma varias verdades incómodas: la justicia chilena está lejos de ser impermeable a las influencias y errores humanos; la transparencia y la ética no son solo ideales, sino condiciones necesarias para la legitimidad; y la sociedad demanda, con creciente fuerza, un Poder Judicial que sea espejo y no sombra de los valores republicanos.

La destitución de Verónica Sabaj es, en definitiva, un llamado a la reflexión profunda sobre los equilibrios de poder, la rendición de cuentas y la integridad institucional. El desafío es que esta tragedia ajena, que hoy observamos con cierta distancia, se convierta en una oportunidad para reconstruir la confianza y fortalecer la justicia en Chile.