
El sábado 15 de noviembre de 2025, la tranquilidad de la comuna de Casablanca, en la Región de Valparaíso, se rompió con un accidente múltiple que dejó un saldo fatal de dos personas muertas y siete heridas, de las cuales dos se encuentran en estado crítico. La ruta F-962-G, en el sector norte de acceso a Lagunillas, fue el escenario de esta tragedia, donde dos camiones y dos automóviles colisionaron violentamente.
“Una de las víctimas mortales es un adolescente de 15 años”, confirmó personal de Bomberos y equipos de emergencia que acudieron rápidamente al lugar, deteniendo el tránsito mientras se realizaban las labores de rescate y atención médica.
Este accidente, más allá de la conmoción inmediata, abre un debate profundo sobre la seguridad vial en zonas rurales y el estado de las infraestructuras secundarias. Desde la perspectiva de las autoridades locales, se reconoce que “la ruta F-962-G no cuenta con las medidas de seguridad necesarias para el tránsito mixto de vehículos pesados y livianos”, lo que ha sido una constante preocupación para vecinos y transportistas.
Por otro lado, organizaciones de defensa de los derechos de las víctimas y colectivos ciudadanos han señalado la falta de fiscalización y la necesidad de políticas públicas que prioricen la prevención. Para ellos, el accidente es la consecuencia visible de un sistema que “permite la coexistencia peligrosa entre vehículos pesados y automóviles sin una adecuada segregación ni señalización”.
En contraste, representantes del sector transporte argumentan que las condiciones climáticas y la imprudencia de algunos conductores también juegan un rol importante. Un dirigente gremial declaró: “No podemos cargar toda la responsabilidad a la infraestructura; la capacitación y el respeto a las normas son clave para evitar tragedias”.
Desde una mirada regional, Casablanca es una comuna que ha experimentado un aumento en el tránsito por su posición estratégica entre Valparaíso y el interior, lo que ha tensionado las vías secundarias. Expertos en movilidad advierten que sin una intervención integral, estos accidentes podrían repetirse.
Finalmente, la comunidad local vive una catarsis colectiva: el dolor por las víctimas se mezcla con la exigencia de respuestas tangibles. Las autoridades han anunciado una revisión urgente de las condiciones de la ruta y un plan de mejora, mientras los familiares y vecinos buscan justicia y prevención.
En suma, este accidente múltiple no es solo un episodio trágico aislado, sino un reflejo de las vulnerabilidades estructurales y sociales que afectan la seguridad vial rural en Chile. La combinación de infraestructura insuficiente, regulación dispersa y factores humanos crea un cóctel peligroso, cuya consecuencia más visible es la pérdida irreparable de vidas humanas.
Este evento invita a una reflexión profunda sobre cómo el país aborda la movilidad en zonas menos urbanizadas, y cómo se deben equilibrar desarrollo, seguridad y protección de la vida en todos los rincones del territorio.