Argentina tras las elecciones: ¿Qué queda del avance de Milei?

Argentina tras las elecciones: ¿Qué queda del avance de Milei?
Internacional
América Latina
2025-11-16
Fuentes
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- Polarización extrema entre La Libertad Avanza y el peronismo.

- Revés electoral en Buenos Aires que pone en duda la estrategia de Milei.

- Diálogo y gobernabilidad: ¿puede Milei cambiar su estilo confrontacional?

El domingo 12 de octubre de 2025 marcó un punto de inflexión en la política argentina. Las elecciones legislativas nacionales, que renovaron parcialmente el Congreso, dejaron un escenario complejo para el presidente Javier Milei y su partido La Libertad Avanza (LLA). La expectativa de un avance contundente para sostener su agenda reformista se topó con la realidad de un peronismo renovado y una oposición fragmentada pero capaz de contener el impulso libertario.

Desde la victoria inicial de Milei en 2023, su gobierno se sostuvo en una agenda de shock fiscal, disciplina monetaria y desregulación, pero con un estilo confrontacional que erosionó su capital político. El revés en Buenos Aires, el distrito electoral más grande del país, fue un duro golpe que anticipó los resultados nacionales. La derrota no solo fue electoral, sino también simbólica: una advertencia sobre los límites del discurso del enojo y la polarización.

En el coliseo político argentino, se enfrentaron dos visiones irreconciliables. Por un lado, Milei y su coalición que defienden una reforma económica profunda, con un énfasis en la reducción del Estado y la apertura de mercados. Por otro, el peronismo, que recuperó terreno tras años de desgaste, con un discurso centrado en la protección social y el rol activo del Estado.

Este choque no es solo político, sino también social y regional. En provincias como Córdoba y Santa Fe, la disputa fue reñida y evidenció la fragmentación del electorado. Mientras en Buenos Aires la oposición consolidó su posición, en otras regiones surgieron nuevas fuerzas como Provincias Unidas, liderada por gobernadores que buscan un equilibrio entre las posturas extremas.

Desde el gobierno, la reacción fue rápida pero no exenta de tensiones. Milei reconoció la necesidad de cambiar el tono y abrió una mesa de diálogo federal con gobernadores, incluidos aquellos cercanos al peronismo. Este gesto, aunque tardío, apunta a superar el aislamiento político que ha caracterizado su gestión y a asegurar la gobernabilidad necesaria para avanzar en sus reformas mediante Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU).

Sin embargo, la duda persiste: ¿podrá Milei conjugar su agenda de reformas con un estilo menos confrontacional? La política argentina, históricamente marcada por la polarización, parece exigir un equilibrio que hasta ahora ha sido esquivo.

Desde la sociedad civil, las voces son diversas. Algunos sectores valoran los avances en control inflacionario y orden fiscal, mientras otros alertan sobre el aumento del desempleo y la precarización social. La desconfianza hacia la clase política, alimentada por escándalos de corrupción vinculados al entorno presidencial, añade una capa más de complejidad.

En definitiva, las elecciones de octubre de 2025 revelan que el avance de Milei no ha sido suficiente para consolidar un proyecto de poder estable y que la gobernabilidad en Argentina exige un diálogo más amplio y una negociación política profunda. El futuro inmediato se presenta incierto, con un Ejecutivo que deberá navegar entre la urgencia de sus reformas y la necesidad de construir consensos que hasta ahora ha descuidado.

Las consecuencias de este escenario son claras: sin acuerdos, las reformas económicas pueden naufragar en el Congreso y en el territorio, mientras que la polarización y la fragmentación social podrían profundizarse, afectando la estabilidad política y social de la región más grande de Sudamérica.