Electromovilidad en Chile: la alianza que impulsa el cambio y sus desafíos inesperados

Electromovilidad en Chile: la alianza que impulsa el cambio y sus desafíos inesperados
Economía
Empresas y Negocios
2025-11-16
Fuentes
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- Alianza estratégica Inchcape-Copec Voltex para facilitar la electromovilidad.

- Crecimiento sostenido: 1 de cada 10 autos nuevos ya es híbrido o eléctrico.

- Tensiones y obstáculos en la democratización del acceso a vehículos eléctricos.

En los últimos meses, Chile ha vivido un avance significativo en la transformación de su mercado automotriz hacia la electromovilidad. Según datos de agosto de 2025, uno de cada diez autos nuevos vendidos en el país corresponde a tecnologías electrificadas, principalmente híbridos y eléctricos. Este fenómeno se ha acelerado gracias a una alianza estratégica entre Inchcape, distribuidor de marcas automotrices, y Copec Voltex, la división de energía eléctrica de Copec, que busca facilitar el acceso a cargadores domiciliarios y asesorías personalizadas para usuarios de vehículos eléctricos.

La alianza, anunciada en septiembre, promete convertir la electromovilidad en una experiencia tangible y cercana para más personas en Chile. “Queremos que la electromovilidad deje de ser una promesa para convertirse en una experiencia tangible y cercana para las personas”, afirmó Jorge Maldonado, Managing Director de Inchcape Chile. Por su parte, Andrea Castro, gerente general de Copec Voltex, destacó que el acuerdo integra la experiencia de compra con soluciones de carga y respaldo, apuntando a que la movilidad eléctrica deje de ser un privilegio para unos pocos.

Este movimiento no solo responde a un interés empresarial, sino que está alineado con metas globales de sostenibilidad. Inchcape Chile se ha comprometido a alcanzar cero emisiones netas para 2040 y ha adherido al Pacto Global de Naciones Unidas, lo que refuerza la dimensión ambiental y social del acuerdo.

Sin embargo, el camino hacia la masificación de la electromovilidad en Chile no está exento de desafíos. Desde perspectivas políticas y sociales, se observa una tensión entre quienes valoran el impulso tecnológico y ambiental, y quienes advierten sobre las barreras económicas y territoriales que persisten.

Por un lado, sectores progresistas y ambientalistas celebran el avance como un paso hacia una movilidad más limpia y justa. “Este tipo de alianzas son esenciales para democratizar el acceso a tecnologías que reducen la huella de carbono y mejoran la calidad de vida urbana”, señala un experto en políticas públicas ambientales consultado para este análisis. Por otro lado, voces desde regiones más alejadas o sectores socioeconómicos vulnerables alertan que la infraestructura aún es insuficiente y que el costo inicial de los vehículos eléctricos sigue siendo una barrera importante, incluso con facilidades en la instalación de cargadores.

Además, la industria enfrenta una paradoja: mientras el mercado muestra un crecimiento inédito, la dependencia de materias primas para baterías y la necesidad de una red eléctrica robusta plantean interrogantes sobre la sustentabilidad a largo plazo y el impacto en comunidades mineras.

En términos económicos, la electromovilidad representa una oportunidad para el desarrollo de nuevos negocios y empleos, pero también exige políticas públicas que acompañen con incentivos claros, regulación adecuada y programas de capacitación laboral.

En conclusión, el aumento de vehículos híbridos y eléctricos en Chile es un hecho que marca un cambio profundo en la movilidad nacional. La alianza Inchcape-Copec Voltex es un catalizador importante, pero no el único actor en esta compleja escena.

La historia de la electromovilidad en Chile es todavía un relato en construcción, donde convergen avances tecnológicos, compromisos ambientales, tensiones sociales y desafíos económicos. Más allá de la inmediatez de las cifras, el verdadero desafío será cómo se articula este proceso para que la transformación sea inclusiva, sostenible y resiliente frente a las contradicciones que emergen.

Este es un escenario abierto, donde se enfrentan expectativas y realidades, y donde el futuro de la movilidad chilena se debate entre la promesa de un cambio limpio y las limitaciones estructurales que aún persisten.