
El 6 de octubre de 2025 marcó un antes y un después en la forma en que Chile mide y comprende el consumo televisivo. Kantar Ibope Media implementó una nueva metodología que incorpora dispositivos como People Meter 7 y Focal Meter, permitiendo captar audiencias no solo en televisores tradicionales sino también en pantallas inteligentes, computadores, tablets y smartphones. Este cambio trascendental no solo amplió el universo medido a 16,6 millones de personas, sino que también desplazó las métricas porcentuales por valores absolutos, otorgando una precisión inédita sobre cuántos y quiénes consumen cada contenido.
En este escenario, los canales Chilevisión (CHV) y Mega consolidaron su liderazgo en la televisión abierta, dominando el rating con sus propuestas que van desde matinales hasta teleseries y programas de conversación y entretenimiento. Esta hegemonía, visible desde septiembre y confirmada en octubre, no solo refleja preferencias sino que también reconfigura la competencia y las apuestas de los canales tradicionales.
Desde la perspectiva empresarial, Ignacio Mirchak, Country Leader de Kantar Ibope Media en Chile, destacó que "la forma en que consumimos contenido cambió radicalmente con la digitalización y la medición de audiencia también debía evolucionar". En efecto, esta innovación permite optimizar la inversión publicitaria y ofrecer a los anunciantes datos más certeros para la toma de decisiones estratégicas.
Sin embargo, el cambio no ha sido recibido con unanimidad. Desde sectores más conservadores de la industria televisiva, algunos ejecutivos expresan preocupación por la volatilidad que puede generar esta nueva medición, argumentando que "el foco en los valores absolutos puede desestabilizar la programación tradicional y alterar contratos publicitarios ya establecidos". Por otro lado, voces críticas desde la academia y organismos de consumidores valoran la transparencia y la inclusión de plataformas digitales, pero advierten que "es necesario garantizar la privacidad y evitar sesgos en la recolección de datos".
A nivel regional, la medición abarca las 16 regiones del país, lo que permite una representación más fiel de las preferencias locales, un aspecto largamente demandado por audiencias y productores regionales que buscan mayor visibilidad y participación en la parrilla nacional.
La transformación en la medición del rating televisivo en Chile no es solo un ajuste técnico: es un reflejo de la evolución del consumo cultural y mediático en un país que se digitaliza aceleradamente. El dominio de CHV y Mega confirma tendencias de concentración, pero también abre el debate sobre la diversidad y la pluralidad en la oferta televisiva.
En conclusión, esta revolución metodológica trae consigo certezas y desafíos. Por un lado, entrega datos más precisos y completos que pueden fortalecer la industria y la publicidad; por otro, plantea tensiones entre tradición y modernidad, entre concentración y diversidad, y entre intereses económicos y derechos de los consumidores. La historia del rating en Chile está en plena reinvención, y su desenlace dependerá de cómo se equilibren estos factores en los próximos meses.