
El 6 de septiembre de 2025, un accidente vial en las cercanías de Puerto Montt sacudió a la Región de Los Lagos. Dos adultos, un hombre y una mujer, perdieron la vida cuando dos vehículos colisionaron en la ruta camino a Las Quemas, a poco más de un kilómetro del aeropuerto El Tepual. Tras el impacto, uno de los vehículos cayó a una zanja, dejando a un tercer ocupante con heridas de extrema gravedad. La SIAT de Carabineros asumió la investigación para determinar las causas del siniestro.
Desde entonces, la tragedia ha generado un debate que trasciende lo inmediato del accidente y pone en el centro la seguridad vial en una región que mezcla rutas transitadas con tramos de alta complejidad topográfica. “Tenemos que lamentar el sensible fallecimiento de dos personas, una mujer adulta y un hombre también adulto”, declaró el teniente Felipe Vásquez, responsable de la SIAT en Puerto Montt, quien agregó que las pericias técnicas y científicas siguen su curso para esclarecer la dinámica del choque.
Perspectivas enfrentadas emergen en este escenario. Por un lado, autoridades regionales y nacionales insisten en que el accidente refleja la urgencia de mejorar la infraestructura vial, señalando que las rutas en Los Lagos soportan un creciente flujo vehicular sin las adecuaciones necesarias para prevenir siniestros graves. En contraste, sectores sociales y organizaciones ciudadanas critican que la política pública ha sido reactiva y fragmentada, responsabilizando también a la falta de campañas educativas y controles efectivos en la conducción.
Desde la mirada política, el episodio ha servido para reavivar discusiones sobre la asignación presupuestaria a obras viales y la implementación de medidas de seguridad, como señaléticas más visibles y reductores de velocidad en sectores críticos. Mientras tanto, en la comunidad local, la tragedia ha abierto una conversación dolorosa sobre la vulnerabilidad de las familias afectadas y la necesidad de apoyo integral a víctimas y sobrevivientes.
A más de dos meses del accidente, la investigación oficial no ha concluido, pero ha permitido visibilizar una problemática estructural: la coexistencia de rutas con deficiencias técnicas y una cultura vial que, en ocasiones, no se adapta a las condiciones reales del entorno. Esta combinación ha sido señalada por expertos en seguridad vial como un factor recurrente en accidentes fatales en zonas rurales y semiurbanas.
Este caso también ha generado una reflexión más amplia sobre el modelo de desarrollo regional y la prioridad que se le otorga a la conectividad versus la seguridad. Mientras algunos actores abogan por acelerar la modernización de la red vial para potenciar el turismo y la economía local, otros alertan que sin un enfoque integral que incluya educación vial y fiscalización, los riesgos para la ciudadanía seguirán latentes.
En definitiva, la tragedia en Puerto Montt no es solo la pérdida de dos vidas, sino un espejo de tensiones y desafíos que atraviesan a Chile en materia de seguridad y movilidad. La evidencia apunta a que las soluciones requieren un diálogo profundo entre autoridades, expertos y comunidades, para transformar el dolor en políticas efectivas y preventivas. Como concluye un informe reciente de la ONG Seguridad Vial Chile, 'la prevención no puede depender solo de la responsabilidad individual, sino de un compromiso estatal sostenido y multidimensional'.
Este episodio, por tanto, nos recuerda que detrás de cada cifra y titular hay historias humanas que exigen atención, comprensión y acción más allá del instante de la noticia.