La crisis venezolana entre la amenaza militar y la movilización nacional: un país al borde del colapso económico y social

La crisis venezolana entre la amenaza militar y la movilización nacional: un país al borde del colapso económico y social
Internacional
América Latina
2025-11-17
Fuentes
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- Tensión militar creciente entre Venezuela y Estados Unidos con despliegue de tropas y milicias.

- Crisis económica agravada por la inflación descontrolada y la devaluación del bolívar.

- Polarización política y social: un gobierno fortalecido internamente y una oposición en la sombra.

Venezuela enfrenta hoy una encrucijada que ha ido madurando desde mediados de 2025, cuando la escalada de tensiones con Estados Unidos se tradujo en una amenaza militar directa y una respuesta masiva desde Caracas. El 6 de septiembre, el gobierno venezolano anunció la movilización de más de 8 millones de ciudadanos para reforzar su Milicia Nacional Bolivariana, en reacción a la recompensa de 50 millones de dólares ofrecida por Washington para la captura del presidente Nicolás Maduro. Esta cifra, inédita en la historia reciente del continente, refleja la gravedad del enfrentamiento que, lejos de ser un pulso aislado, se inserta en una compleja crisis económica y social que ha ido deteriorando la vida cotidiana de los venezolanos.

La amenaza y la respuesta: un choque de voluntades

Desde la perspectiva oficial venezolana, la escalada militar estadounidense en el Caribe es la expresión máxima de una política de agresión que busca un "cambio de régimen" por la vía de la fuerza. “Si Venezuela fuera agredida, pasaría a una etapa de lucha armada”, advirtió Maduro en su discurso del 15 de septiembre. En respuesta, el gobierno ha desplegado buques de mayor porte en sus aguas territoriales y ha movilizado a millones de milicianos, un verdadero ejército popular que se ha convertido en el pilar de defensa nacional.

Por su parte, Estados Unidos mantiene su presión, acusando al régimen chavista de narcotráfico y terrorismo, y respaldando sanciones económicas que han cerrado el acceso de Venezuela al crédito internacional, complicando aún más la recuperación económica. Esta dinámica ha generado un círculo vicioso: la amenaza militar aumenta la incertidumbre económica, y la crisis económica alimenta la inestabilidad política.

La economía en caída libre: inflación, devaluación y estancamiento

Mientras el conflicto se intensifica, la economía venezolana se desploma. Según el FMI, la inflación anualizada en Venezuela superó el 270% en 2025, aunque economistas independientes, como José Guerra, estiman que podría alcanzar el 480%. El bolívar continúa perdiendo valor a un ritmo acelerado, con una devaluación del 60% frente al dólar oficial desde agosto, y un mercado paralelo que opera con un diferencial del 43% respecto a la tasa oficial.

La producción petrolera, columna vertebral de la economía venezolana, ha logrado una recuperación modesta, superando el millón de barriles diarios, pero los ingresos fiscales se ven afectados por las sanciones internacionales. La actividad económica general apenas crece, con estimaciones oficiales que rondan el 2%, muy lejos de las tasas necesarias para revertir la crisis estructural que arrastra el país desde hace más de una década.

Voces en pugna: perspectivas internas y externas

Dentro de Venezuela, la narrativa oficial enfatiza la unidad nacional y la resistencia frente a la amenaza externa. El gobierno ha consolidado su alianza con empresarios nacionales, buscando estabilizar sectores clave y evitar un colapso total. Sin embargo, la oposición y organizaciones de derechos humanos denuncian una militarización creciente y la represión de voces disidentes.

En la región, países como Cuba, Nicaragua y Bolivia han expresado su apoyo a Caracas, mientras que la comunidad internacional, incluida la ONU y la CELAC, ha llamado a la desescalada y al diálogo, sin lograr hasta ahora resultados concretos.

Constataciones finales

Este episodio venezolano, que ya no es solo una crisis política o económica, sino un conflicto multifacético con ramificaciones militares, sociales y diplomáticas, expone verdades ineludibles: la fragilidad de un Estado que ha perdido el control efectivo sobre su economía y parte de su sociedad; la complejidad de una oposición fragmentada y reprimida; y la influencia de actores externos que, lejos de facilitar soluciones, contribuyen a la polarización.

El futuro inmediato de Venezuela dependerá de la capacidad de sus actores para negociar una salida que contemple la recuperación económica, la pacificación social y el respeto a la soberanía nacional, en un contexto internacional cada vez más hostil y dividido. Mientras tanto, millones de venezolanos viven la tragedia cotidiana de un país al borde del colapso, atrapados en un escenario donde la esperanza y el miedo conviven en tensión permanente.