Brasil impulsa un giro ambiental y social con la Amazonia y la prisión domiciliaria: tensiones y desafíos a la vista

Brasil impulsa un giro ambiental y social con la Amazonia y la prisión domiciliaria: tensiones y desafíos a la vista
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Política
2025-11-17
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- Brasil reduce la deforestación un 11% en el último año, acercándose a su meta de erradicar la tala ilegal antes de 2030.

- El Fondo Bosques Tropicales para Siempre capta 5.500 millones de dólares para proteger la Amazonia y sus comunidades.

- 200.000 presos cumplen arresto domiciliario, incluyendo a dos expresidentes, en medio de un sistema penitenciario colapsado y cuestionado.

El gigante sudamericano enfrenta un momento crucial en su relación con la Amazonia y su sistema de justicia penal. En el último año, Brasil logró una reducción del 11% en la deforestación de la Amazonia, la cifra más baja desde 2013, un resultado que el Gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva exhibe con orgullo como parte de su compromiso de acabar con la tala ilegal antes de 2030. Sin embargo, esta buena noticia convive con una realidad compleja y contradictoria: la apuesta por un modelo de capitalismo verde y la expansión masiva de la prisión domiciliaria, que ya afecta a uno de cada cinco presos en el país, incluyendo a dos expresidentes.

La Amazonia: ¿modelo ejemplar o desafío pendiente?

Brasil, que concentra el 60% del mayor bosque tropical del mundo, reportó la destrucción de 5.796 km² de vegetación nativa en 2024, según datos del Instituto Nacional de Investigación Espacial (INPE). Este descenso se extiende también al Cerrado, un bioma amenazado menos visible pero vital para la biodiversidad regional. La ministra de Medio Ambiente, Marina Silva, destaca que la transversalidad de la agenda ambiental, involucrando 19 ministerios, ha sido clave para estos avances.

Este progreso prepara a Brasil para la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Clima COP30, que se celebra en Belém, en plena Amazonia, donde Lula buscará capitalizar la imagen de un país comprometido con la protección ambiental. Sin embargo, la contradicción emerge con la reciente autorización para que Petrobras explore petróleo en alta mar frente al delta del río Amazonas, una decisión que ha generado críticas por poner en riesgo los avances ambientales.

Capitalismo verde: el Fondo Bosques Tropicales para Siempre

En la misma línea de impulsar un modelo sostenible, Brasil presentó en la cumbre climática un fondo de inversiones, el Fondo Bosques Tropicales para Siempre (FTTT), que captó 5.500 millones de dólares en compromisos iniciales. El fondo busca remunerar a países que protegen sus bosques y a las comunidades indígenas guardianas de estos ecosistemas, con la ambición de atraer hasta 125.000 millones en inversiones públicas y privadas hasta 2026.

Este instrumento financiero representa un giro respecto a la era de las donaciones tradicionales, prometiendo un mecanismo más estable y lucrativo. Sin embargo, organizaciones como el Observatorio del Clima advierten que el fondo deberá competir con actividades ilegales y extractivas que actualmente dañan la selva, un reto que pone en tensión la viabilidad real de esta iniciativa.

La prisión domiciliaria: una solución a medias para un sistema penitenciario colapsado

Mientras Brasil avanza en su agenda ambiental, su sistema de justicia penal se enfrenta a una crisis que no encuentra respuestas fáciles. Actualmente, 200.000 presos cumplen arresto domiciliario, cifra que ha crecido exponencialmente en la última década desde los 6.000 en 2013. Entre ellos están dos expresidentes: Jair Bolsonaro y Fernando Collor de Mello, quienes, por razones de salud y riesgo de fuga, cumplen condena en sus hogares.

Este régimen, que debería ser una medida humanitaria para enfermos, mayores y madres con hijos pequeños, se ha convertido en una práctica común. Sin embargo, no ha logrado aliviar el hacinamiento crónico ni las condiciones inhumanas en las cárceles, donde el déficit de plazas supera las 200.000 y el control de bandas criminales es moneda corriente.

“Brasil arresta mucho y mal”, señala Cristiano Maronna, director de la plataforma Justa, que investiga el sistema penal. La hermana Petra Pfaller, coordinadora de la pastoral carcelaria, denuncia que el sistema es selectivo, racista y castiga a la pobreza, y que muchos presos vulnerables no logran acceder a la prisión domiciliaria pese a sus derechos.

Voces encontradas y tensiones políticas

El Gobierno de Lula defiende la expansión de la prisión domiciliaria como una forma de humanizar la pena y cumplir con la Constitución, mientras que críticos alertan que esta medida podría ser un parche que no aborda las causas estructurales del sistema penitenciario. Además, la coexistencia de un discurso ambiental progresista con decisiones como la exploración petrolera genera desconfianza entre ambientalistas y comunidades indígenas.

En el escenario internacional, Brasil busca posicionarse como líder en la lucha climática, pero la realidad interna muestra un país en tensión entre desarrollo económico, justicia social y conservación ambiental.

Conclusiones

Brasil ha logrado avances significativos en la reducción de la deforestación y ha creado un innovador fondo para proteger sus bosques tropicales, una apuesta que podría marcar un precedente en la financiación verde global. Sin embargo, la contradicción con la apertura a la exploración petrolera y las dificultades para erradicar la tala ilegal en algunos estados evidencian que el camino es aún incierto.

Por otro lado, la expansión masiva de la prisión domiciliaria refleja un sistema penitenciario en crisis, con graves problemas de hacinamiento, violencia y violación de derechos humanos. La inclusión de figuras políticas prominentes en este régimen añade un componente simbólico a un debate que interpela a la justicia, la seguridad y la equidad social.

Este complejo panorama invita a observar a Brasil no sólo como un actor clave en la agenda ambiental global, sino también como un país que enfrenta profundas tensiones internas, donde la reconciliación entre desarrollo, justicia y sostenibilidad seguirá siendo un desafío mayúsculo en los próximos años.

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Fuentes: Instituto Nacional de Investigación Espacial (INPE), Gobierno de Brasil, Observatorio del Clima, Plataforma Justa, Conferencia Episcopal de Brasil, medios internacionales y locales.