Impacto y controversia tras la nueva campaña de seguridad vial en España: ¿funcionan las imágenes duras?

Impacto y controversia tras la nueva campaña de seguridad vial en España: ¿funcionan las imágenes duras?
Actualidad
Sociedad
2025-11-17
Fuentes
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- Campaña con imágenes explícitas de accidentes mortales para generar conciencia.

- Debate social y político sobre la eficacia y el impacto psicológico.

- Consecuencias a largo plazo en la percepción de la seguridad vial y la conducta al volante.

La Dirección General de Tráfico (DGT) de España lanzó el 22 de octubre una campaña que ha vuelto a poner en el centro del debate público el uso de imágenes impactantes para prevenir accidentes de tránsito. El anuncio muestra a cámara lenta un choque frontal entre dos vehículos, provocado por un conductor distraído que consulta su teléfono móvil, resultando en la muerte instantánea de dos personas. La campaña, que se difundió durante dos meses en televisión, cines, radio, medios impresos y redes sociales, lleva el lema: _"En un siniestro de tráfico puedes morir o perder tu vida"_, apuntando tanto a las víctimas como a los responsables de accidentes graves.

Este enfoque directo y crudo ha generado una reacción dividida entre distintos sectores de la sociedad, expertos y autoridades.

### Perspectivas encontradas: entre la conmoción y la crítica

Desde el punto de vista de la DGT y organismos relacionados con la seguridad vial, la campaña busca "conmover, interpelar y movilizar a la ciudadanía" para que tome conciencia sobre el grave riesgo que implica distraerse al volante, especialmente por el uso del teléfono móvil. Según un comunicado oficial, "la seguridad vial es una cuestión profundamente humana y una responsabilidad compartida".

Por otro lado, diversos psicólogos y especialistas en comunicación advierten que el uso de imágenes tan explícitas puede generar efectos contraproducentes, como ansiedad, rechazo o desensibilización en ciertos públicos, especialmente jóvenes y conductores frecuentes. La psicóloga clínica Marta Ruiz señala que "si bien el impacto emocional puede ser útil para captar la atención, también puede bloquear la reflexión y generar miedo paralizante o negación".

### Debate político y social

En el ámbito político, algunos sectores conservadores han respaldado la campaña como necesaria y valiente, enfatizando la responsabilidad individual y la sanción a conductas imprudentes. En contraste, grupos progresistas y organizaciones de derechos humanos han cuestionado la campaña por su tono punitivo y la falta de un enfoque integral que incluya mejoras en infraestructura vial, educación y políticas públicas para la prevención.

Además, asociaciones de víctimas de accidentes han expresado opiniones divididas: mientras algunas valoran la visibilización del drama humano detrás de las cifras, otras temen que el enfoque en la culpa individual invisibilice factores estructurales y sociales que también influyen en la siniestralidad.

### Contexto y consecuencias visibles

En 2024, España registró 1.154 muertes en accidentes de tráfico, con aproximadamente un tercio atribuible a distracciones al volante, siendo el uso del teléfono móvil la principal causa. La campaña llega en un momento en que las autoridades buscan revertir la tendencia al alza en siniestros viales tras años de mejora.

Desde su lanzamiento, se ha observado un aumento en la discusión pública sobre el tema, así como un incremento en las consultas a programas de prevención y en la demanda de dispositivos tecnológicos para evitar distracciones.

Sin embargo, estudios preliminares sugieren que la eficacia real en la reducción de accidentes vinculados a distracciones aún está por confirmarse, y expertos llaman a complementar estas campañas con acciones educativas y políticas más amplias.

### Constataciones y aprendizajes

La campaña de la DGT ejemplifica un dilema recurrente en la comunicación pública sobre seguridad vial: el equilibrio entre el impacto visual y emocional para captar la atención, y la necesidad de promover un cambio de conducta sostenible y consciente.

Las imágenes duras funcionan como un espejo brutal que confronta al espectador con la tragedia ajena, pero también ponen en escena a los protagonistas de esa desgracia —víctimas y victimarios— en un coliseo donde la catarsis no es para el público, sino para los que sufren la consecuencia.

El debate que ha generado esta campaña no es menor: refleja las tensiones entre enfoques punitivos y preventivos, entre responsabilidad individual y factores sociales, y entre el uso del miedo como herramienta y la promoción de una cultura de cuidado y respeto vial.

En definitiva, queda claro que ninguna campaña por sí sola puede resolver un problema tan complejo como la siniestralidad vial. La reflexión colectiva debe avanzar hacia políticas integrales que consideren la educación, la infraestructura, la tecnología y la justicia social, sin perder de vista el rostro humano que hay detrás de cada cifra. La seguridad vial es, en última instancia, una responsabilidad compartida que exige compromiso y empatía más allá del impacto inmediato de una imagen.