La Grada Rota: Anatomía de una Tragedia Anunciada en el Monumental

La Grada Rota: Anatomía de una Tragedia Anunciada en el Monumental
2025-07-10

- A más de dos meses de la muerte de dos hinchas, la investigación cuestiona la versión inicial de Carabineros y apunta a un posible atropello directo.

- El club y las autoridades responden con sanciones a barristas, pero el debate sobre la responsabilidad institucional y los protocolos policiales sigue abierto.

- El caso expone la crisis estructural del fútbol chileno: una violencia normalizada y la fallida promesa de estadios seguros.

Inicio Contextualizado: El Silencio Después del Ruido

Han pasado más de sesenta días desde que los gritos de gol fueron ahogados por sirenas en las afueras del Estadio Monumental. La noche del 10 de abril, lo que debía ser una fiesta deportiva de Copa Libertadores se transformó en una tragedia que costó la vida de Martina Riquelme (18) y Mylán Liempi (12). Hoy, con la inmediatez de la noticia ya disipada, emerge un panorama complejo donde las responsabilidades se difuminan y las narrativas chocan. La pregunta ya no es solo qué pasó, sino por qué sigue pasando. La muerte de dos jóvenes ha dejado al descubierto las fracturas profundas de un sistema que parece incapaz de proteger a quienes dice servir: los hinchas.

Desarrollo Analítico: De la Avalancha al Atropello

La cronología de los hechos revela una espiral de caos. Horas antes del partido entre Colo-Colo y Fortaleza, grupos de hinchas intentaron ingresar por la fuerza mediante una "avalancha", una práctica anticipada en redes sociales y de la cual, según reconoció el propio General Director de Carabineros, Marcelo Araya, la institución tenía conocimiento previo. La respuesta policial, con un carro lanza gases (conocido popularmente como "zorrillo"), buscaba dispersar a la multitud.

En ese tumulto, Martina y Mylán cayeron. La primera versión, surgida de las propias comunicaciones radiales de Carabineros, indicaba que una valla de contención cedió y que el vehículo policial, al pasar sobre ella, aplastó a los jóvenes. Sin embargo, esta narrativa comenzó a desmoronarse con la aparición de testimonios clave. Un guardia de seguridad y, posteriormente, un informe reservado de Asuntos Internos de Carabineros revelado por CIPER, presentaron una versión radicalmente distinta: el carro policial habría atropellado directamente a las víctimas. Testigos presenciales, incluyendo una funcionaria de Carabineros, declararon que el vehículo avanzó sin detenerse sobre los cuerpos que ya estaban en el suelo. Esta disonancia entre la versión oficial inicial y la evidencia testimonial es hoy el núcleo de la investigación, que fue traspasada desde Carabineros a la Policía de Investigaciones (PDI) para garantizar imparcialidad.

La tragedia exterior tuvo su eco dentro del estadio. Hinchas de la Garra Blanca invadieron la cancha, provocando la suspensión del partido y gatillando una respuesta institucional enfocada en el vandalismo. Colo-Colo, en coordinación con la ANFP y el gobierno, anunció querellas y prohibiciones de ingreso de hasta 12 años para una veintena de individuos identificados, una señal de mano dura contra la violencia de las barras.

Perspectivas Contrastadas: ¿Delincuentes o Víctimas?

El caso ha puesto en tensión al menos tres visiones del problema:

  1. La Perspectiva de la Responsabilidad Policial: Sostenida por testigos y la investigación periodística, esta visión pone el foco en el actuar de Carabineros. La presunta desproporción de la fuerza, la falta de cámaras corporales operativas en momentos clave y el hecho de que los principales funcionarios involucrados se acogieran a su derecho a guardar silencio, alimentan la hipótesis de una grave falla protocolar o incluso un cuasidelito de homicidio. Se cuestiona si la respuesta a un desorden público justificó una acción que terminó con dos vidas.
  1. La Perspectiva de la Responsabilidad del Hincha: Las autoridades del fútbol y del gobierno, si bien lamentan las muertes, han centrado su discurso y acciones en la violencia de las "barras bravas". Al destacar la "avalancha" como el origen del caos y al sancionar a los invasores de la cancha, se construye un relato donde la irresponsabilidad y delincuencia de ciertos hinchas es la causa principal de la tragedia. Esta visión, aunque necesaria para abordar el vandalismo, corre el riesgo de simplificar el evento y desviar la atención de otras responsabilidades institucionales.
  1. La Perspectiva Ciudadana y Familiar: Para las familias de las víctimas y para muchos hinchas, Martina y Mylán no eran "barristas" ni "delincuentes". Eran jóvenes que, según testimonios, quedaron atrapados en el caos. La acción de un jugador de Colo-Colo, quien participó en cánticos contra el archirrival durante el velorio de una de las víctimas, fue un doloroso recordatorio de cómo la rivalidad tóxica puede eclipsar la empatía humana, aunque luego se disculpara. Esta perspectiva exige justicia y, sobre todo, que la memoria de los fallecidos no sea instrumentalizada en la guerra contra las barras.

Contexto Estructural: La Promesa Rota de "Estadio Seguro"

Este suceso no es un hecho aislado. Es el último y más trágico capítulo de una larga historia de fracasos en la gestión de la seguridad en el fútbol chileno. El plan "Estadio Seguro", implementado hace más de una década, ha demostrado ser insuficiente para erradicar la violencia y, en ocasiones, ha exacerbado la tensión entre hinchas y la policía. La tragedia del Monumental obliga a una reflexión crítica: ¿Se está combatiendo la violencia o se está criminalizando al hincha? ¿Están los protocolos de control de orden público diseñados para proteger la vida o para reprimir a cualquier costo?

Estado Actual: Una Investigación en Curso y un Debate Abierto

Hoy, la investigación penal sigue su curso en manos de la PDI, con el conductor del vehículo policial en calidad de imputado y apartado de funciones operativas. Las sanciones administrativas y legales contra los hinchas violentos avanzan por un carril paralelo. Sin embargo, el tema de fondo sigue latente. La muerte de Martina y Mylán no se resolverá únicamente con un veredicto judicial o con más prohibiciones de ingreso. Exige una revisión profunda de los protocolos policiales, un compromiso real de los clubes para con la seguridad integral de sus seguidores y una sociedad que se atreva a discutir qué tipo de espectáculo y convivencia queremos en nuestros estadios. La grada rota del Monumental es una herida abierta que interpela a todo un país.

El suceso ha madurado lo suficiente como para analizar sus múltiples dimensiones: la tragedia humana, las responsabilidades institucionales del club y las autoridades, la conducta de las fuerzas de orden, y el debate subyacente sobre la violencia estructural en el fútbol. La evolución de la narrativa, desde el incidente inicial hasta las sanciones y las discusiones públicas, permite una investigación profunda sobre las fallas sistémicas y las consecuencias sociales que trascienden el evento deportivo.