Crisis en el Congreso: la rebelión opositora y sus consecuencias a dos meses del conflicto

Crisis en el Congreso: la rebelión opositora y sus consecuencias a dos meses del conflicto
Actualidad
Política
2025-11-17
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- Abandono de sala por parte de la derecha en rechazo a incumplimientos del Gobierno.

- Parálisis legislativa que afectó proyectos clave y la percepción ciudadana.

- Disculpas públicas de la UDI y tensiones en torno a una posible acusación constitucional.

Dos meses atrás, el Congreso vivió una de sus jornadas más tensas en años, cuando parlamentarios de la derecha decidieron abandonar la sala en señal de protesta contra el Ejecutivo. El 4 de septiembre de 2025, la UDI y otros sectores opositores paralizaron la tramitación de proyectos clave, entre ellos el que establecía multas para quienes no votaran, en rechazo al incumplimiento de un acuerdo con el Gobierno.

Este episodio, que inicialmente parecía un choque político puntual, ha dejado secuelas que aún resuenan en el debate público y legislativo.

Un choque frontal: razones y reproches

Desde la perspectiva de la oposición, el abandono de la sala fue una medida necesaria ante la falta de cumplimiento del Gobierno con un protocolo previamente acordado. El senador Gustavo Sanhueza (UDI) afirmó que "aquí se está violentando la Constitución y el Gobierno está mirando para el lado", responsabilizando directamente a la Secretaría General de la Presidencia (Segpres) y a la ministra Macarena Lobos por la paralización.

Por su parte, el Ejecutivo y sectores oficialistas interpretaron la acción como un acto de "cobardía política" que terminó afectando la agenda legislativa y a la ciudadanía. La senadora Paulina Vodanovic (PS) calificó la maniobra como "un acto cobarde, que afecta a la ciudadanía. No nos afecta a nosotros; afecta a la gente".

El impacto en la agenda legislativa y la opinión pública

La paralización afectó la tramitación de proyectos importantes, como el reconocimiento y fortalecimiento de ferias libres y la creación del contrato de buceo y actividades conexas. Más allá de los proyectos específicos, el episodio evidenció la fragilidad del diálogo político en un momento donde la gobernabilidad requiere acuerdos transversales.

En la ciudadanía, la percepción fue ambivalente. Encuestas posteriores indicaron un aumento en el desencanto hacia la clase política, con un 62% de los consultados manifestando que la disputa legislativa no representaba sus intereses.

Disculpas y posibles consecuencias legales

En un giro inesperado, la UDI ofreció disculpas públicas por los perjuicios causados a quienes esperaban avances legislativos. Este gesto buscó contener el daño político y recuperar espacios de diálogo.

Simultáneamente, se mantuvo la amenaza de una acusación constitucional contra la ministra Lobos, aunque sin una decisión definitiva. El diputado Henry Leal (UDI) señaló que "están evaluando todas las medidas que franquea la Constitución" para responder al incumplimiento.

Miradas regionales y sociales

En regiones, donde la participación electoral y el fortalecimiento de espacios comunitarios como las ferias libres tienen especial relevancia, la paralización legislativa generó inquietud. Líderes locales expresaron preocupación por la falta de avances en normativas que impactan directamente en la economía popular.

Desde el mundo académico, expertos en ciencias políticas advierten que este episodio refleja un patrón recurrente de polarización que dificulta la construcción de consensos, poniendo en riesgo la estabilidad institucional.

Constataciones finales

Este conflicto en el Congreso no fue un simple episodio de intransigencia parlamentaria, sino un síntoma profundo de la crisis de confianza entre poderes y actores políticos. La rebelión opositora evidenció la tensión entre el cumplimiento formal de acuerdos y la presión por resultados inmediatos, con costos visibles para la agenda pública.

La disculpa pública de la UDI no solo reconoce el daño colateral, sino que también abre un espacio para la reflexión sobre los límites de la protesta política en el marco institucional.

Finalmente, la amenaza de una acusación constitucional contra una ministra del Ejecutivo pone en tensión la separación de poderes y plantea interrogantes sobre la responsabilidad política en un sistema fragmentado.

Este episodio invita a quienes observan la política chilena a mirar más allá del instante, entendiendo que las decisiones y enfrentamientos de hoy configuran las bases de la gobernabilidad futura.