
Un beneficio que no es para todos. Así se puede resumir el escenario que dejó el pago del aguinaldo de Fiestas Patrias 2025 en Chile, un fenómeno que, más allá de su carácter festivo, desnuda las tensiones y desigualdades presentes en el mundo laboral nacional.
A partir de septiembre, el 63% de los trabajadores recibieron aguinaldo, cifra que representa un aumento del 11% respecto al año anterior, según un estudio de Randstad. Sin embargo, esta mejora numérica contrasta con la realidad de quienes no acceden a este beneficio, especialmente en el sector privado, donde la entrega no es obligatoria y depende de contratos o convenios colectivos.
En el sector público, el aguinaldo se entregó con montos claros y definidos por ley: $88.667 para quienes ganan hasta $1.025.622 líquidos y $61.552 para quienes superan ese umbral. Esta regulación estatal asegura un piso mínimo para los trabajadores estatales, pero no trasciende al mundo privado, donde la heterogeneidad es la norma.
“El aguinaldo en el sector privado es un privilegio que depende del empleador y no un derecho universal,” señala la economista Claudia Muñoz, experta en mercado laboral. “Esto genera una brecha que se refleja en la percepción de justicia y equidad entre trabajadores.”
Desde el mundo sindical, la demanda es clara: “El aguinaldo debe ser un derecho para todos los trabajadores, sin importar el sector,” sostiene Juan Pérez, dirigente de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT). Para ellos, la situación actual perpetúa la precariedad y la desigualdad.
En contraste, representantes empresariales argumentan que “la obligatoriedad del aguinaldo en el sector privado puede afectar la competitividad y la generación de empleo,” según comenta María López, vocera de la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC). Añaden que la flexibilidad contractual permite adaptarse a las realidades específicas de cada empresa.
El beneficio del aguinaldo tiene también un efecto notable en la economía local, especialmente en zonas donde la remuneración promedio es menor y la dependencia del ingreso adicional es mayor. Municipios del sur y norte del país reportaron un aumento en el consumo durante septiembre, impulsado por el aguinaldo público.
No obstante, esta inyección económica temporal no soluciona las brechas estructurales que afectan a trabajadores informales o con contratos precarios, quienes quedan al margen de este alivio.
El análisis a un mes del pago del aguinaldo de Fiestas Patrias 2025 confirma que, aunque ha aumentado la cobertura, persisten profundas desigualdades entre sectores y regiones. La discusión sobre su obligatoriedad en el sector privado sigue abierta y es un espejo de los desafíos más amplios del mercado laboral chileno: formalización, equidad y derechos.
En definitiva, el aguinaldo es más que un aporte económico para celebrar; es un termómetro de las tensiones sociales y laborales que el país debe enfrentar para avanzar hacia un sistema más justo y coherente.
Fuentes: Ministerio de Hacienda, Randstad Chile, Central Unitaria de Trabajadores, Confederación de la Producción y del Comercio.