La democracia en tensión: El desafío de las amenazas sutiles y progresivas

La democracia en tensión: El desafío de las amenazas sutiles y progresivas
Actualidad
Política
2025-11-17
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- Evolución de las amenazas democráticas desde golpes visibles a maniobras sutiles.

- Choque de visiones políticas que cuestionan la legitimidad democrática desde extremos ideológicos.

- Impacto social y político regional que revela fracturas y desafíos para la convivencia ciudadana.

Un nuevo rostro de la amenaza democrática se ha instalado en Chile y el mundo, uno que no se manifiesta con bombas o banderas quemadas, sino con maniobras más insidiosas y paulatinas. El 3 de septiembre de 2025, el Presidente Gabriel Boric advirtió que las fuerzas que cuestionan la democracia ya no necesitan recurrir a actos violentos evidentes para socavarla, sino que actúan de manera progresiva y sutil. Esta reflexión, pronunciada durante la conmemoración del 30° aniversario del Instituto Internacional para la Democracia y la Asistencia Electoral (IDEA), pone en el centro un debate que ha madurado en las últimas semanas y que merece ser analizado desde múltiples ángulos.

### El cambio de escenario: de lo visible a lo invisible

Históricamente, las amenazas a la democracia en Chile han sido claras y contundentes: golpes de Estado, censura abierta, represión visible. Sin embargo, hoy el espectro se ha ampliado y sofisticado. “Ya no necesitan bombardear el Palacio de Gobierno o quemar la bandera con aviones para decir que la democracia se suspende, lo van haciendo de a poco”, enfatizó Boric, señalando que las nuevas amenazas se infiltran en las instituciones y discursos, erosionando la confianza y la legitimidad desde dentro.

Este cambio obliga a repensar las estrategias de defensa democrática, pues la violencia física ha dado paso a la desinformación, la polarización exacerbada y la manipulación política encubierta. La lucha por la democracia se libra ahora en terrenos menos visibles pero no menos peligrosos.

### Multiplicidad de voces y posturas políticas

El análisis de este fenómeno muestra una fractura profunda entre distintas corrientes políticas y sociales. Por un lado, sectores de izquierda alertan sobre la amenaza de un resurgimiento autoritario disfrazado de democracia, donde poderes económicos y mediáticos erosionan derechos conquistados. Por otro, grupos de derecha denuncian un avance de agendas que, bajo la apariencia democrática, buscan desestabilizar el orden y promover un control hegemónico del Estado.

Esta disonancia no se limita a discursos; se refleja en el debate parlamentario, en las manifestaciones ciudadanas y en la polarización mediática. La democracia chilena, en este sentido, se convierte en un campo de batalla donde las certezas se diluyen y las tensiones crecen.

### Impactos regionales y sociales: entre la desconfianza y la movilización

El efecto de estas amenazas sutiles no es homogéneo. En regiones con menor acceso a información verificada y donde las desigualdades persisten, la desconfianza hacia las instituciones se profundiza, alimentando el desencanto y la apatía política. En contraste, en centros urbanos y académicos, la respuesta ha sido una movilización por fortalecer la educación cívica y promover un consumo crítico de la información.

Así, la sociedad chilena se enfrenta a una paradoja: mientras algunos sectores parecen resignados o indiferentes, otros se organizan para defender un modelo democrático que sienten amenazado, aunque no siempre coincidan en las causas ni en las soluciones.

### Constataciones y consecuencias

Después de meses de análisis y debates, algunas verdades emergen con claridad. Primero, que la democracia chilena está bajo presión, pero no en un estado terminal; sus desafíos son complejos y requieren respuestas multilaterales. Segundo, que las amenazas son multifacéticas y no pueden ser enfrentadas con soluciones simplistas o con la nostalgia de un pasado de confrontaciones directas. Y tercero, que la pluralidad de perspectivas, aunque conflictiva, es un activo para la reflexión crítica y para la construcción de consensos futuros.

En definitiva, la advertencia presidencial es un llamado a no bajar la guardia y a entender que la defensa de la democracia es una tarea constante, que demanda vigilancia, educación y participación. La tragedia que se juega no es solo política, sino también social y cultural, y su desenlace dependerá del compromiso de todos los actores involucrados.

“Da lo mismo si lo intenta un régimen que se cree de izquierda y ocupa banderas rojinegras o un régimen fascista como el que teníamos en Chile en esa época”, concluyó Boric, recordándonos que la amenaza es el método, no el color político. En esta arena, el espectador crítico es más necesario que nunca.