Estados Unidos ataca barco narcotraficante en el Caribe: un golpe que reaviva tensiones regionales

Estados Unidos ataca barco narcotraficante en el Caribe: un golpe que reaviva tensiones regionales
Internacional
América Latina
2025-11-17
Fuentes
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- Operativo militar letal contra una embarcación vinculada al cartel Tren de Aragua.

- Acusaciones cruzadas entre Washington y Caracas, con denuncias de manipulación mediática.

- Impacto geopolítico en la ya frágil relación entre Estados Unidos y Venezuela.

Un ataque naval estadounidense en aguas internacionales del Caribe, ocurrido el 2 de septiembre de 2025, dejó 11 muertos vinculados a una organización criminal venezolana, reavivando una compleja trama de narcotráfico, política y propaganda.

El operativo fue anunciado públicamente por el entonces presidente Donald Trump, quien calificó a los fallecidos como "narcoterroristas" pertenecientes al Tren de Aragua, grupo señalado por Washington como una amenaza regional. La acción, que incluyó un "ataque cinético" contra un barco cargado de drogas procedente de Venezuela, forma parte del despliegue militar estadounidense en el sur del Caribe, orientado a frenar el flujo de estupefacientes hacia Estados Unidos.

Desde Caracas, la respuesta no se hizo esperar. El gobierno de Nicolás Maduro denunció que el video difundido por Washington, que documentaba el ataque, fue "creado con inteligencia artificial", acusando a Estados Unidos de manipular la narrativa para justificar su intervención. Freddy Ñáñez, ministro de Comunicación venezolano, señaló que "parece que el secretario de Estado Marco Rubio sigue mintiéndole a su presidente".

Este episodio no solo expone la pugna contra el narcotráfico, sino que también desnuda la profunda desconfianza y confrontación entre ambos países. Estados Unidos acusa a Maduro de encabezar el denominado cartel de los Soles, y ha duplicado las recompensas para su captura, mientras que Venezuela mantiene un estado de alerta máxima ante lo que considera amenazas militares.

Desde una perspectiva regional, este enfrentamiento ha generado inquietud entre países vecinos, quienes observan con preocupación la militarización creciente en aguas compartidas y el riesgo de escalada de violencia. Algunos analistas advierten que, más allá del combate al narcotráfico, esta dinámica refuerza la narrativa de injerencia estadounidense en la región, alimentando resentimientos y divisiones.

Por otro lado, expertos en seguridad destacan que la operación refleja un cambio en la estrategia estadounidense, que apuesta por acciones directas y de alta precisión para desarticular redes criminales transnacionales, aunque con un alto costo político y diplomático.

El Departamento de Defensa confirmó que la operación fue un ataque de precisión contra una embarcación operada por una organización designada como narcoterrorista, reafirmando la legitimidad del operativo bajo el derecho internacional.

Este episodio pone en escena a actores enfrentados en un juego de poder donde la guerra contra las drogas se mezcla con la geopolítica y la propaganda. La tragedia de los 11 muertos es solo la cara visible de un conflicto que sigue abierto, con consecuencias que se extienden más allá del Caribe.

En definitiva, el ataque naval estadounidense contra el barco venezolano no solo representa un golpe táctico contra el narcotráfico, sino que también reaviva la tensión política entre Washington y Caracas, plantea desafíos para la estabilidad regional y evidencia la complejidad de combatir un fenómeno que trasciende las fronteras y los discursos oficiales.