
Un país dividido en dos extremos es el escenario que Chile enfrenta tras la primera vuelta de las elecciones presidenciales y parlamentarias celebradas el domingo 16 de noviembre de 2025. Los candidatos que avanzan a la segunda vuelta son Jeannette Jara, representante del Partido Comunista y el oficialismo de Gabriel Boric, y José Antonio Kast, líder del Partido Republicano y figura emblemática de la ultraderecha chilena. Esta polarización inédita desde el retorno a la democracia en 1990 refleja una transformación profunda en el tejido político y social del país.
El Gobierno de Boric, que llegó al poder en 2021 con altas expectativas y un discurso enfocado en derechos sociales, diversidad y justicia ecológica, ha visto cómo su proyecto político se ha visto erosionado por derrotas clave y el desencanto ciudadano. Patricio Fernández, escritor y analista, señala que “la bronca y el miedo son los grandes protagonistas de estas elecciones. No los proyectos colectivos. También la desilusión”. La derrota del proceso constituyente en 2022 fue un punto de inflexión que evidenció la distancia entre las élites políticas y las preocupaciones reales de la ciudadanía.
La izquierda, representada por la comunista Jara, capitaliza el descontento de sectores que aún confían en un cambio profundo, pero enfrenta la realidad de un electorado que prioriza la seguridad y la economía sobre los derechos sociales y la diversidad cultural.
Por otro lado, la derecha tradicional y moderada se ha visto desplazada por figuras más radicales. Kast, que en 2017 expresó abiertamente su respaldo a Augusto Pinochet, y Johannes Kaiser, un libertario aún más extremo, han superado a Evelyn Matthei, la candidata histórica del sector. Este desplazamiento refleja un giro hacia discursos más duros en materia de orden público, inmigración y crecimiento económico.
El aumento sostenido de la delincuencia y el crimen organizado ha generado un clima de miedo palpable. Las tasas de homicidio se han duplicado en la última década, y solo el 39% de los chilenos se siente seguro caminando de noche, según la encuesta Gallup 2025. Este dato posiciona a Chile en un lugar preocupante, incluso comparado con países con mayores índices de violencia.
La seguridad se ha convertido en el tema que domina el debate público y electoral, favoreciendo a la derecha, que ha sabido capitalizar esta demanda con promesas de mano dura y control migratorio.
El académico Daniel Mansuy advierte que la idea de un retorno a la normalidad con una segunda vuelta entre moderados es ilusoria. “Chile no está en esa categoría, por lo que el discurso de la unidad y los acuerdos es muy insuficiente”, afirma. La fractura entre extremos refleja una sociedad que no logra encontrar puntos de encuentro, y donde la política se ha convertido en un campo de batalla ideológico y cultural.
La investigadora social Kathya Araujo aporta una mirada complementaria: “El problema principal es que el malestar, la rabia y la indignación están ahí”. Este malestar persistente explica la alternancia histórica en la presidencia y la dificultad para consolidar una gobernabilidad estable.
El sociólogo Eugenio Tironi sintetiza el momento: “No está en riesgo la democracia ni se decide el rumbo general del país. El verdadero punto en disputa es cómo quedará ordenado el tablero político para el ciclo que se abre. De este orden dependerá la gobernabilidad de los próximos años”.
En efecto, estas elecciones no solo definen quién gobernará el país, sino que también reconfiguran las fuerzas políticas, las identidades y las hegemonías que moldearán la próxima década. La polarización extrema, el crecimiento de discursos radicales y el desencanto con las instituciones plantean un desafío mayúsculo para la democracia chilena.
Chile se encuentra en una encrucijada donde la urgencia de seguridad y estabilidad choca con demandas históricas de justicia social y derechos. La próxima etapa electoral, con la segunda vuelta programada para el 14 de diciembre, será decisiva para entender si el país logra encontrar un camino de consenso o si se profundiza la fragmentación que hoy lo divide.
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Fuentes: El País Chile (16/11/2025), Cooperativa.cl (16/11/2025), análisis de Patricio Fernández, Daniel Mansuy, Kathya Araujo y Eugenio Tironi.
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