Estados Unidos flexibiliza su postura hacia Siria: la Casa Blanca recibe a Ahmed al Shara, excombatiente yihadista y actual presidente sirio

Estados Unidos flexibiliza su postura hacia Siria: la Casa Blanca recibe a Ahmed al Shara, excombatiente yihadista y actual presidente sirio
Internacional
América Latina
2025-11-17
Fuentes
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- Estados Unidos levanta sanciones contra un líder que fue enemigo declarado y excombatiente yihadista.

- Un cambio radical en la política de Washington hacia Siria tras la caída de Bachar el Asad.

- Divergencias globales y locales sobre la legitimidad y riesgos de esta nueva alianza.

Un giro inesperado en la política estadounidense hacia Siria ha culminado con la histórica visita del presidente sirio Ahmed al Shara a la Casa Blanca, un evento que hace apenas un año habría parecido imposible. El 10 de noviembre de 2025, Estados Unidos retiró las sanciones contra Al Shara y su ministro del Interior, Anás Jatab, marcando un cambio de 180 grados en su estrategia regional. Este gesto, que incluye además la eliminación de sanciones por parte del Reino Unido y la Unión Europea, se justifica oficialmente por los avances del liderazgo sirio en áreas como la lucha contra las drogas, la seguridad regional y la eliminación de armamento químico.

El pasado turbulento de Al Shara y la complejidad del cambio no pueden soslayarse. Conocido hasta hace poco como Abu Mohamed al Julani, Al Shara fue líder de Hayat Tahrir al Sham, grupo rebelde afiliado a Al Qaeda hasta 2016, y estuvo en la lista de Terroristas Globales Especialmente Designados de Estados Unidos, con una recompensa de nueve millones de euros por su captura. Su detención por tropas estadounidenses en Irak y su posterior encarcelamiento en prisiones como Abu Ghraib forman parte de una historia de enfrentamientos y violencia que ahora parece quedar atrás.

Diferentes perspectivas emergen en este escenario:
- Desde la administración estadounidense, se presenta esta apertura como un reconocimiento pragmático a un nuevo régimen que sucedió al derrocado Bachar el Asad, buscando asegurar la estabilidad regional, contener la influencia rusa y prevenir el resurgimiento del Estado Islámico.
- Fuentes occidentales consultadas destacan que Siria es pieza clave para la seguridad de Israel y la arquitectura geopolítica del Medio Oriente.
- Sin embargo, voces críticas y sectores de la sociedad civil internacional advierten sobre los riesgos de legitimar a un excombatiente yihadista, cuestionando la ética y las consecuencias de esta alianza.
- En Siria, el régimen busca legitimidad internacional y fondos para una reconstrucción estimada en más de 200.000 millones de dólares, mientras que la población enfrenta la realidad de un país devastado tras trece años de guerra civil.

El contexto geopolítico y las tensiones latentes también forman parte del cuadro. El apoyo estadounidense a Al Shara se inscribe en la competencia estratégica con Rusia y China, y en la aspiración de Estados Unidos por rediseñar alianzas en Oriente Próximo. La posible firma de acuerdos de colaboración contra el Estado Islámico durante la visita apunta a un interés compartido en la seguridad regional, aunque las diferencias históricas y territoriales, como la disputa sobre los Altos del Golán y la relación con Israel, permanecen sin resolver.

En definitiva, este episodio revela varias certezas y desafíos:
- La política internacional puede experimentar cambios abruptos cuando intereses estratégicos lo exigen, incluso en casos de antiguos enemigos.
- La legitimación de actores con pasados controvertidos es un arma de doble filo que puede consolidar la estabilidad o sembrar nuevas tensiones.
- Para Siria, la apertura hacia Occidente representa una oportunidad para la reconstrucción y la reinserción internacional, aunque con interrogantes sobre la soberanía y la justicia social.
- Para Estados Unidos, esta jugada refuerza su presencia e influencia en una región clave, pero también expone su política a críticas internas y externas.

Este episodio invita a una reflexión profunda sobre la naturaleza del poder, la reconciliación y las prioridades en un mundo donde las alianzas pueden cambiar rápidamente, y donde las consecuencias de esas decisiones se vivirán en el terreno y en la memoria colectiva de los pueblos involucrados.