
Un programa en disputa: la exclusión del aborto libre
A fines de agosto de 2025, Jeannette Jara, candidata presidencial del Partido Comunista y del pacto oficialista Unidad por Chile, generó controversia al omitir en su programa oficial la garantía del aborto libre, seguro y gratuito, una medida que había sido prioritaria en la etapa de primarias. Esta decisión, justificada por diferencias valóricas con la Democracia Cristiana, desató críticas desde movimientos feministas y sectores progresistas que la interpretaron como un retroceso en los derechos de las mujeres y disidencias.
Cristina Valera, vocera de la Coordinadora 8M, denunció: "Esto no refleja unidad ni liderazgo, sino que muestra cómo los derechos de mujeres, niñas y disidencias son simple moneda de cambio en la política tradicional".
La polémica no quedó ahí. La candidata también tuvo que reconocer errores en la comunicación respecto a la nacionalización del litio y cobre, otra promesa que figuraba en el borrador inicial pero fue desmentida públicamente.
Voces en pugna: análisis desde la academia y la política
Desde la academia, el ingeniero civil y analista político Davor Mimica ha señalado que estos tropiezos "van más allá de errores programáticos y reflejan falencias en el liderazgo y coordinación del comando". Para Mimica, la ausencia de un equipo técnico sólido y la falta de un mando claro en la campaña han debilitado la percepción ciudadana sobre Jara.
En paralelo, Rodrigo Arellano, vice decano de la Facultad de Gobierno de la Universidad del Desarrollo, coincide en que "la responsabilidad número uno es la candidata, quien debe dar un golpe de timón para reducir la dispersión en las vocerías y fortalecer el liderazgo". Arellano advierte que la campaña ha alcanzado un techo electoral correlacionado con la aprobación del presidente Boric, pero que sin cambios podría estancarse o retroceder.
El prisma político: desde la moderación hasta la desconfianza
En el espectro político, la estrategia de Jara se interpreta de manera ambivalente. Para sectores moderados, su giro hacia un discurso pragmático, centrado en la seguridad, crecimiento económico y equidad laboral femenina, podría ser un intento legítimo de ampliar su base y asegurar gobernabilidad.
Sin embargo, para la izquierda más crítica y movimientos sociales, esta moderación es vista como una "renuncia a banderas históricas" que movilizaron al oficialismo en la última década. La exclusión del aborto libre del programa es el símbolo más evidente de esta tensión.
Ciudadanía en el coliseo: expectativas y desencantos
El escenario electoral se ha convertido en un verdadero coliseo donde la candidata enfrenta el desafío de conciliar distintas demandas y mantener la confianza de su electorado. Los errores y contradicciones no solo afectan la intención de voto, sino que erosionan el compromiso de quienes ya la apoyaban y dificultan la incorporación de nuevos adherentes.
"Reduce el compromiso de los que ya están y aumenta el costo de convocar a los que todavía no están", advierte Mimica.
Conclusiones y consecuencias visibles
La campaña de Jeannette Jara ofrece una lección sobre la complejidad de gobernar en coaliciones amplias y heterogéneas. La tensión entre moderación y compromiso ideológico no es un fenómeno nuevo, pero su gestión marca la diferencia entre una candidatura sólida o fragmentada.
Los hechos confirman que la falta de claridad y coordinación en el equipo, junto con decisiones estratégicas que afectan temas sensibles como el aborto libre, han generado una narrativa de incertidumbre y desconfianza.
El desenlace electoral dependerá de si Jara logra reconciliar estos desafíos, reforzar su liderazgo y comunicar con coherencia una propuesta que integre tanto pragmatismo como las demandas históricas de sus bases. Hasta ahora, el público observa atento, expectante y crítico, consciente de que en esta contienda no solo se juegan votos, sino también el rumbo del progresismo chileno en los años venideros.