Elecciones presidenciales 2025: un pulso que revela las fracturas y esperanzas de Chile

Elecciones presidenciales 2025: un pulso que revela las fracturas y esperanzas de Chile
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Elecciones
2025-11-17
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- Ocho candidatos en escena, cada uno con su estrategia y visión.

- Tensiones entre apoyos condicionados y rechazos explícitos al neoliberalismo.

- Un electorado dividido, cansado y a la espera de certezas en medio de incertidumbre política.

El domingo 16 de noviembre de 2025 marcó un capítulo decisivo en la historia política chilena reciente. Ocho candidatos presidenciales acudieron a las urnas para la primera vuelta, en medio de un ambiente de alta expectativa y polarización. Pero más allá del acto de votar, lo que emergió fue un escenario que desnuda con crudeza las tensiones, las esperanzas y las desconfianzas que atraviesan a la sociedad chilena.

Un abanico de voces y posturas en pugna

Desde el inicio de la jornada, cada candidato desplegó una narrativa que buscaba no solo captar votos, sino también posicionar su figura en la disputa política. Por un lado, José Antonio Kast (Partido Republicano) mantuvo una postura cautelosa, evitando anticipar resultados pero dejando claro que su apoyo en segunda vuelta se orientaría a cualquier opción que no represente al actual gobierno: “si yo no paso a la segunda vuelta (...) le daría mi apoyo a quien sea una lista distinta al del gobierno que hoy dirige los destinos del país”. Esta declaración abre una ventana hacia una derecha que busca cohesión frente al oficialismo, aunque sin cerrar la puerta a futuras alianzas condicionadas.

En paralelo, el candidato libertario Johannes Kaiser expresó un respaldo irrestricto a quien compita contra la candidata del gobierno, subrayando la urgencia de un bloque opositor unido, mientras que Marco Enríquez-Ominami mostró una postura más ambivalente y crítica hacia las encuestas, advirtiendo sobre la manipulación informativa y confiando en que “el pueblo va a mandar”.

La izquierda y la apuesta por el cambio programático

En la vereda opuesta, la candidata del Partido Comunista, Jeannette Jara, se presentó con un llamado a la democracia y a la participación consciente, recordando los costos históricos del autoritarismo y la dictadura. Sin embargo, su figura no está exenta de tensiones internas: Eduardo Artés, otro candidato de izquierda, condicionó su eventual apoyo a Jara a un cambio en su programa, rechazando lo que denomina la continuidad del neoliberalismo bajo distintas etiquetas.

Este debate interno refleja la fractura ideológica que persiste en la izquierda chilena, entre quienes apuestan por un cambio radical y quienes buscan acuerdos programáticos mínimos para avanzar.

La derecha moderada y el centro en busca de sensatez

Evelyn Matthei, candidata de la derecha tradicional, se mostró confiada en pasar a segunda vuelta, enfatizando que su campaña se ha centrado en los problemas reales de los ciudadanos y no en la «política extrema». Su discurso apela a un electorado cansado de experimentos y crisis recientes, evocando los años convulsos del estallido social y la pandemia.

Por su parte, Harold Mayne-Nicholls optó por un gesto de cercanía, caminando hasta su local de votación y subrayando la necesidad de coherencia en materia de seguridad: “los que necesitan seguridad es la ciudadanía”, sugiriendo una crítica implícita a la política de protección de candidatos.

Un electorado fragmentado y un país en tensión

Finalmente, Franco Parisi apeló al voto de los «cinco millones de nuevos chilenos», señalando que este grupo no se identifica con extremos políticos y busca alternativas pragmáticas.

Este mosaico de discursos y posiciones no solo refleja la diversidad política, sino también la profunda fragmentación y descontento que atraviesan amplios sectores sociales. Las elecciones de noviembre 2025 no son solo una disputa por el poder, sino un espejo de las heridas y expectativas de Chile.

Constataciones finales

La primera vuelta presidencial ha dejado en evidencia que:

- La polarización política se mantiene, con bloques que buscan consolidarse y alianzas condicionadas que aún están por definirse.

- El rechazo al neoliberalismo, transversal en ciertos sectores, se traduce en propuestas de cambio que no siempre convergen.

- La ciudadanía aparece dividida, entre el cansancio por la inestabilidad y la esperanza de un liderazgo que logre canalizar demandas históricas y urgentes.

Este escenario plantea un desafío mayúsculo para quienes aspiran a gobernar: la necesidad de construir puentes en un país que requiere, más que nunca, certezas y diálogo. El próximo capítulo, la segunda vuelta, será el verdadero coliseo donde estas fuerzas se enfrentarán con la mirada atenta de una sociedad que exige respuestas claras y efectivas.

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Fuentes consultadas: La Tercera, declaraciones oficiales de candidatos, análisis de contexto político nacional.