Elecciones presidenciales 2025: La derecha se reconfigura mientras la izquierda enfrenta su encrucijada

Elecciones presidenciales 2025: La derecha se reconfigura mientras la izquierda enfrenta su encrucijada
Actualidad
Política
2025-11-17
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- Un abrazo inesperado entre contendores de derecha que revela alianzas ocultas.

- Confrontación intensa en el debate final que expone fracturas y estrategias.

- Simulaciones parlamentarias que anticipan un Congreso dividido y desafiante para el próximo gobierno.

La campaña presidencial chilena de 2025 ha entrado en su tramo decisivo con un escenario que, a primera vista, parece un coliseo romano donde los gladiadores de la derecha y la izquierda se enfrentan no solo con discursos, sino con gestos y alianzas que revelan más de lo que ocultan.

El 11 de noviembre, a solo seis días de la elección, el debate organizado por Anatel mostró a ocho candidatos que apostaron por la confrontación abierta. José Antonio Kast, líder del Partido Republicano, mantuvo su línea dura contra el gobierno de Gabriel Boric y la candidata oficialista Jeannette Jara, a quien calificó repetidamente como “de continuidad”. Por su parte, Evelyn Matthei, representante de la derecha tradicional, se mostró desafiante, interpelando sin piedad a Kast y mostrando una postura dura frente a la delincuencia: 'los delincuentes en un Gobierno mío se irán a la cárcel o al cementerio'.

Pero el momento que más ha dado que hablar ocurrió cuando Johannes Kaiser, el libertario ultra que ha desplazado a Matthei en las encuestas, le regaló una flor a la candidata de Chile Vamos en su cumpleaños, gesto que Matthei aceptó con una sonrisa y que fue interpretado como un símbolo de complicidad y distanciamiento conjunto de José Antonio Kast. Este abrazo, ocurrido el 13 de noviembre, ha sido leído como una señal de que, pese a las diferencias públicas, existe un frente común en la derecha que podría influir decisivamente en la segunda vuelta.

Camilo Feres, director de Asuntos Políticos y Sociales de Azerta, señala que “no hay tal cosa como una tensión irreconciliable entre las derechas en competencia; la mayoría de sus dirigentes y partidos apoyarán a quien pase a segunda vuelta”. Este fenómeno pone en evidencia que la derecha chilena se mueve en un espectro ideológico que oscila entre el pinochetismo reivindicado por Kaiser y una derecha más tradicional que Matthei representa, pero sin una ruptura clara.

En contraste, la izquierda enfrenta una encrucijada. Jeannette Jara, candidata oficialista, ha tomado distancia del presidente Boric, intentando marcar un estilo propio y responder a las críticas internas y externas. En el debate, Jara fue clara al afirmar que “yo habría saludado a Milei de pie”, en referencia a la polémica actitud del mandatario chileno en la investidura del presidente argentino, lo que evidencia una tensión interna en la coalición gobernante.

Las encuestas previas al 29 de agosto mostraban a Kast, Jara y Matthei como los tres candidatos con mayores opciones de pasar a segunda vuelta, con Kaiser creciendo como un jugador clave en la derecha. Sin embargo, la campaña ha mostrado que la batalla no es solo de números, sino de narrativa y alianzas estratégicas.

En el plano parlamentario, las simulaciones basadas en elecciones recientes sugieren que la oposición, principalmente de derecha, podría mantener o incluso ampliar su mayoría en ambas cámaras. Luis Larraín, presidente del Consejo Asesor de Libertad y Desarrollo, advierte que “las simulaciones no consideran el efecto candidato ni el momento político, pero anticipan un Congreso dividido que será un desafío para la gobernabilidad”. Esto anticipa un escenario donde el próximo presidente tendrá que negociar con un Congreso fragmentado y posiblemente hostil.

Desde las regiones, voces ciudadanas reflejan tanto esperanza como incertidumbre. En Santiago, jóvenes profesionales valoran la confrontación como necesaria para clarificar opciones, aunque temen que la polarización aumente la desafección electoral. En el sur, comunidades mapuche observan con distancia crítica, cuestionando que la agenda indígena siga ausente en los grandes debates.

En definitiva, lo que parecía ser una campaña presidencial tradicional ha mutado hacia un escenario donde la derecha se reconfigura en torno a alianzas estratégicas que trascienden diferencias públicas, mientras la izquierda lucha por definirse en un contexto adverso. El Congreso promete ser un campo minado para el próximo gobierno, y la ciudadanía, espectadora de este coliseo, deberá decidir no solo quién lidera, sino cómo se articula el futuro político de Chile.

Las verdades que emergen con claridad son que las derechas están más unidas de lo que aparentan, que la izquierda enfrenta una crisis de identidad y liderazgo, y que el equilibrio del poder legislativo condicionará la capacidad de gobernar. En este escenario, la política chilena se juega no solo en las urnas, sino en la habilidad de construir mayorías y narrativas que incluyan a una ciudadanía cada vez más diversa y exigente.