
El 2 de noviembre de 2025, en el marco de la cumbre de Defensa de la ASEAN y sus socios (ADMM-Plus) realizada en Kuala Lumpur, Estados Unidos y China sostuvieron una reunión clave para abordar las tensiones en torno a Taiwán. Este encuentro, protagonizado por el secretario de Guerra estadounidense, Pete Hegseth, y el ministro de Defensa chino, Dong Jun, marcó un intento concreto por evitar una escalada militar en una de las zonas más volátiles del mundo.
"Fue una reunión constructiva y positiva. He destacado la importancia de mantener un equilibrio de poder en el Indo-Pacífico", señaló Hegseth en su cuenta de X, enfatizando que ambos países coincidieron en que 'la paz, la estabilidad y las buenas relaciones son el mejor camino para nuestros dos grandes y fuertes países'. En paralelo, el ministro Dong reafirmó el compromiso de China con el desarrollo pacífico, aunque advirtió que "defenderá con firmeza sus intereses de seguridad nacional".
Este diálogo militar directo se produce en un contexto de máxima tensión, donde China insiste en la "reunificación histórica irreversible" con Taiwán, mientras Estados Unidos mantiene su apoyo a la isla como entidad autónoma. La reunión, que siguió al histórico encuentro entre Donald Trump y Xi Jinping en Corea del Sur, buscó establecer canales de comunicación para evitar incidentes que pudieran derivar en un conflicto abierto.
Desde la mirada china, Taiwán es una provincia renegada que debe reincorporarse bajo la soberanía de Pekín. Este discurso es acompañado por un fortalecimiento militar visible, incluyendo la exhibición reciente de armas hipersónicas y sistemas de guerra electrónica, que Beijing utiliza para proyectar poder y disuadir intervenciones externas.
Por otro lado, Estados Unidos y sus aliados ven en la defensa de Taiwán un pilar estratégico para contener la expansión china en el Pacífico y proteger rutas comerciales vitales. Washington ha incrementado su presencia naval y aérea en la región, a la vez que mantiene un discurso de apoyo a la democracia y autonomía taiwanesa.
En Asia-Pacífico, países como Japón, Corea del Sur y Australia observan con preocupación estos movimientos. Para ellos, una guerra en el estrecho de Taiwán no solo sería un desastre humanitario, sino un colapso económico global. Sin embargo, dentro de estas naciones también hay voces que cuestionan la escalada militar y llaman a una diplomacia más activa y menos dependiente de alianzas militares rígidas.
En Chile y América Latina, la situación en Taiwán ha generado debates académicos y políticos sobre la dependencia en las cadenas globales de suministro tecnológico y la necesidad de diversificar relaciones internacionales. Algunos sectores alertan sobre el riesgo de quedar atrapados en disputas que, aunque lejanas geográficamente, tienen consecuencias directas en la economía y seguridad.
Este diálogo entre EE.UU. y China no ha resuelto las diferencias fundamentales, pero ha abierto una ventana para gestionar riesgos inmediatos. La creación de canales de comunicación militar directa es un avance que podría evitar incidentes accidentales, aunque la competencia estratégica y las reivindicaciones soberanas permanecen intactas.
La situación en Taiwán sigue siendo un polvorín, donde cualquier error de cálculo podría desencadenar un conflicto de gran escala. La comunidad internacional enfrenta el desafío de contener la rivalidad entre dos potencias sin sacrificar la estabilidad regional ni la seguridad global.
En definitiva, el encuentro en Kuala Lumpur representa un acto de equilibrio en un juego de alta tensión, donde el futuro del Indo-Pacífico y la paz mundial penden de decisiones tomadas en la sombra y en el filo de la navaja.
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Fuentes: Cooperativa.cl (2025-11-02), análisis de expertos en relaciones internacionales y defensa del Indo-Pacífico.
2025-11-11