
En una campaña presidencial que ha tensionado el espectro político chileno, José Antonio Kast se ha presentado como el abanderado ultraconservador que busca capitalizar la desafección de amplios sectores de la derecha tradicional y de la ciudadanía preocupada por la seguridad y la migración. Desde su postulación oficial el 12 de noviembre de 2025, Kast ha planteado un programa que apunta a un "Gobierno de Emergencia" para enfrentar lo que denomina "crisis de ley y orden".
La figura de Jaime Guzmán, fundador de la UDI y símbolo del gremialismo, vuelve a escena como eje de la disputa ideológica entre Kast y la derecha tradicional. En octubre, Kast afirmó públicamente que Guzmán sería hoy militante republicano y que su pensamiento está más vigente en su partido que en la UDI. Esta declaración no solo reactiva viejas heridas sino que también evidencia la fractura interna que atraviesa la derecha chilena, entre quienes buscan mantener un perfil más moderado y quienes, como Kast, reivindican un legado conservador estricto.
"Si Jaime Guzmán estuviera vivo, yo estaría en la UDI", dijo Kast en un intento por cerrar la polémica, aunque su discurso sigue apuntando a una crítica dura hacia lo que considera un alejamiento de los principios fundadores del gremialismo en la UDI.
El candidato ha puesto especial énfasis en su "Plan Implacable", que busca frenar el crimen organizado con medidas como cárceles de máxima seguridad, fin de narcofunerales y endurecimiento de penas. Rechaza la pena de muerte, pero propone cadena perpetua para los delitos más graves, y defiende la legítima defensa, buscando terminar con lo que llama "criminalización de víctimas que se defienden". Este plan ha polarizado opiniones: mientras sus seguidores lo ven como una respuesta necesaria a la inseguridad, sus críticos advierten que puede profundizar la estigmatización y la violencia estatal.
En materia económica, Kast ha presentado un ambicioso plan para reducir el gasto fiscal en US$ 6.000 millones en 18 meses. Bernardo Fontaine, economista de su comando, detalló que la reducción se basaría en tres grandes áreas: frenar abusos como licencias médicas falsas y corrupción, mejorar la eficiencia del Estado y aplicar una austeridad generalizada. Sin embargo, expertos y opositores han cuestionado la factibilidad de una reducción tan rápida y profunda, alertando sobre posibles impactos en la calidad de los servicios públicos y la estabilidad social.
Desde el oficialismo y la centroizquierda, la candidatura de Kast es vista como un retroceso en derechos sociales y un riesgo para la convivencia democrática. Jeanette Jara, su principal rival en la izquierda, ha denunciado que el discurso de Kast alimenta la división y la exclusión.
Por otro lado, sectores de la derecha tradicional y algunos independientes reconocen la capacidad de Kast para movilizar a un electorado desencantado con las élites políticas, aunque no necesariamente comparten todas sus propuestas.
Ciudadanos de regiones afectadas por la violencia han expresado tanto apoyo como inquietud. Mientras algunos aplauden el énfasis en seguridad, otros temen que medidas como las cárceles de máxima seguridad no aborden las causas estructurales del problema.
José Antonio Kast se presenta como el rostro de una derecha que busca recuperar un discurso conservador clásico, enraizado en el legado gremialista de Jaime Guzmán, pero con una impronta ultraconservadora y de mano dura. Su propuesta fiscal, aunque ambiciosa, genera dudas sobre su viabilidad y posibles efectos sociales.
La disputa con la UDI no solo es una batalla electoral, sino una pugna por la identidad y el futuro del sector. En medio de un país que enfrenta desafíos complejos en seguridad, economía y cohesión social, la candidatura de Kast pone en el centro el debate sobre qué tipo de respuestas son legítimas y efectivas.
Para el electorado reflexivo, académico y profesional, el fenómeno Kast invita a analizar más allá de la polarización inmediata, entendiendo las raíces históricas, las tensiones internas y las consecuencias potenciales de un eventual gobierno ultraconservador en Chile.