
Un reproche que encendió la mecha
El pasado 15 de octubre, la Cámara de Diputados vivió un episodio inédito: la sesión fracasó por falta de quórum, con sólo 48 parlamentarios presentes de un total de 155. Este hecho motivó una crítica pública del Presidente Gabriel Boric, quien en la inauguración del Jardín Infantil y Sala Cuna “Rayún del Valle” en San Felipe, emplazó a los legisladores a cumplir con su deber y a dedicar su tiempo a sacar adelante proyectos sociales clave como la Ley de Sala Cuna y la reforma al sistema de financiamiento de la educación superior que reemplaza al CAE.
“Sería mucho mejor dedicarle el tiempo legislativo a eso, en vez de tener tiempo en donde fracasan las sesiones porque los diputados no llegan a trabajar o porque se dedican a otras cosas”, afirmó Boric, en un llamado que buscaba, según sus palabras, poner foco en las "obras" y no en el "ruido político".
La réplica que reavivó viejas heridas
La respuesta no se hizo esperar. José Miguel Castro, presidente de la Cámara y militante de Renovación Nacional, recordó que el propio Boric, cuando fue diputado, tampoco asistió a una sesión clave en diciembre de 2021, lo que contribuyó al fracaso de esa instancia. “Ni él ni la ministra Vallejo se encontraban presentes en la Cámara y, por lo tanto, también fracasó”, señaló Castro.
Otros parlamentarios de oposición, como Frank Sauerbaum (RN) y Felipe Donoso (UDI), se sumaron a la crítica, acusando al Mandatario de mantener una actitud de dirigente universitario y no de jefe de Estado. En paralelo, diputados oficialistas como Jaime Araya (Ind. - PPD) defendieron a Boric, pero también le recordaron que proyectos como la Ley de Sala Cuna están en el Senado y que la crítica generalizada fue un “tacle maletero”.
Este intercambio se produce en un contexto de alta tensión entre el Ejecutivo y el Congreso, marcado por la discusión del Presupuesto 2026 y la polémica por el aumento en asignaciones a exmandatarios, incluido el propio Boric. Además, la crisis derivada de errores en el cobro de las cuentas de la luz ha generado amenazas de acusaciones constitucionales contra exministros, complicando aún más la relación entre poderes.
Multiplicidad de voces, un país dividido
Desde el oficialismo, la visión es que el llamado del Presidente es legítimo y necesario para que la Cámara recupere su rol activo en la agenda social. Desde la oposición, en cambio, se percibe un doble estándar y un intento de desviar la atención de problemas que afectan directamente a la ciudadanía, como la inflación y la seguridad.
El vicepresidente de la Cámara, Eric Aedo (DC), intentó moderar el debate, subrayando que el Presidente tiene derecho a expresar sus opiniones políticas, pero que debe hacerlo con respeto a las instituciones y reconociendo los avances legislativos recientes, como la ley de robo de madera y las renovaciones del Estado de excepción en la Macrozona Sur.
Verdades y consecuencias
Este episodio desnuda una tensión estructural entre Ejecutivo y Legislativo, donde la crítica pública y la memoria histórica se cruzan en una disputa que trasciende personalismos y se instala en la percepción ciudadana sobre la efectividad y compromiso de sus representantes.
La Cámara de Diputados enfrenta un desafío importante: recuperar la confianza y la capacidad de legislar en medio de una crisis de representatividad y una agenda social urgente. El Presidente Boric, por su parte, deberá calibrar sus críticas para no profundizar la fractura política, en un año electoral que ya muestra signos de polarización creciente.
En definitiva, la escena política chilena parece estar en un momento de catarsis, donde los actores se enfrentan no sólo por proyectos y leyes, sino por la legitimidad misma de su rol y la forma en que ejercen el poder. El público, expectador de este drama, observa con creciente escepticismo y demanda resultados concretos más allá de los discursos y reproches.
Fuentes: La Tercera (octubre 2025), declaraciones públicas de parlamentarios y análisis políticos del último mes.