
Un foro, cuatro candidatos y una ausencia que marcó la agenda. El "Foro Anual de la Industria 2025", organizado por la Asociación de Industriales Metalúrgicos y Metalmecánicos (Asimet), reunió a figuras emblemáticas del espectro político chileno. Sin embargo, la notable ausencia de Jeannette Jara Román, la candidata oficialista de centroizquierda, no pasó inadvertida y desató un debate que fue mucho más allá del evento en sí.
El 28 de agosto de 2025, mientras Jara se encontraba en plena gira nacional, sus rivales políticos aprovecharon el espacio para cuestionar su compromiso democrático. José Antonio Kast (Republicanos) no dudó en expresar su crítica: "Ya llevamos varios foros sin contar con su presencia. Está recorriendo Chile, pero creo que también es importante poder hacer esos espacios y venir a estos debates". Más allá de la crítica, Kast sugirió que, en caso de no poder asistir, Jara debería enviar un representante, señalando con ironía la presencia de ministros y el presidente de TVN hablando en su nombre.
Por su parte, Marco Enríquez-Ominami (independiente) fue aún más duro, calificando la ausencia como una "huida de sus responsabilidades democráticas". ME-O, que se encontró solo frente a una oposición unida, denunció una desigualdad en la representación: "Era 80% del tiempo para ellos, 20% para las ideas humanistas". Su crítica no solo apuntó a Jara, sino también a la comodidad con la que la derecha más dura, representada por Evelyn Matthei y otros, se movía en estos espacios cerrados y poco cuestionados.
Este episodio no es un hecho aislado, sino un reflejo de la creciente polarización y fragmentación que atraviesa la política chilena. Mientras algunos actores apuestan por la confrontación directa y la exposición mediática, otros optan por estrategias más cautas, que a menudo son interpretadas como desinterés o evasión.
Desde una mirada regional, este desencuentro también pone en evidencia las dificultades para construir puentes en un país que, pese a sus avances democráticos, sigue dividido en trincheras ideológicas. La industria, uno de los motores económicos tradicionales, se convierte en un escenario donde se cruzan no solo intereses económicos, sino también las tensiones políticas más profundas.
Los hechos verificables muestran que, en el foro, la derecha logró monopolizar la agenda mediática y discursiva, mientras la centroizquierda perdió una oportunidad para posicionar sus propuestas en un espacio de diálogo con el sector productivo. Esto abrió un espacio para que la derecha y el independiente ME-O se enfrentaran en un duelo retórico, dejando a Jara en la periferia del debate.
Las voces ciudadanas recogidas en redes sociales y foros de opinión reflejan una mezcla de frustración y expectación. Por un lado, algunos sectores critican la falta de compromiso de Jara, mientras otros defienden su estrategia de priorizar la conexión directa con la ciudadanía sobre los espacios institucionales tradicionales.
En conclusión, este episodio revela que la política chilena sigue lidiando con una crisis de representación donde la participación y el compromiso son interpretados de formas radicalmente distintas. La ausencia de Jeannette Jara en el foro no solo fue un hecho puntual, sino un síntoma de las tensiones y desafíos que enfrenta el sistema político para lograr un diálogo genuino y plural. La polarización, la desconfianza y las estrategias divergentes de participación configuran un escenario donde la política se juega en múltiples arenas, y la ciudadanía observa expectante, a veces desencantada, el desarrollo de esta tragedia contemporánea.
2025-11-11