Boric y la fractura del diálogo político: ¿un país que se insulta a sí mismo?

Boric y la fractura del diálogo político: ¿un país que se insulta a sí mismo?
Actualidad
Política
2025-11-17
Fuentes
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- Presidente Boric denuncia el uso de la humillación como arma política.

- El impacto de la polarización en la convivencia democrática chilena.

- Diversas voces revelan el costo social y político de la crispación en el debate público.

El 28 de agosto de 2025, el Presidente Gabriel Boric lanzó una crítica dura contra líderes políticos que han convertido la humillación y el insulto en herramientas habituales para enfrentar a quienes piensan distinto. En un discurso pronunciado durante la inauguración de la Cumbre Mundial Docente, el mandatario advirtió que esta dinámica erosiona la base misma de la convivencia democrática y la enseñanza para la sostenibilidad y la paz.

"Han hecho de la humillación un arma", afirmó Boric, y agregó que la respuesta no puede ser solo verbal ni a través de redes sociales, sino que debe venir de la educación.

Este diagnóstico ha encendido un debate profundo en Chile, un país que hoy se debate entre la necesidad de diálogo y la persistencia de un discurso público que a menudo se torna agresivo y excluyente.

### La voz del poder y sus críticos

Desde el oficialismo, la crítica del Presidente se entiende como un llamado urgente a recuperar la sensatez y el respeto en la política, una invitación a desactivar la bomba de la polarización que amenaza con fracturar aún más a la sociedad chilena. En palabras de un asesor presidencial, 'Boric busca que el país deje atrás la cultura del insulto para construir un futuro más inclusivo y democrático.'

Sin embargo, desde la oposición, la lectura es diversa. Algunos sectores reconocen el problema de la crispación, pero advierten que la autocrítica debe ser bilateral. Un dirigente de oposición señaló que 'la humillación no es monopolio de un solo bando; también existe en discursos que buscan deslegitimar y estigmatizar al gobierno y sus seguidores.'

### La sociedad dividida y el costo del enfrentamiento

Más allá de los actores políticos, la ciudadanía ha expresado cansancio y preocupación por el clima de hostilidad que se ha instalado en el debate público. Encuestas recientes muestran que una mayoría de chilenos siente que el insulto y la descalificación han aumentado en los últimos años, afectando la confianza en las instituciones y la convivencia cotidiana.

Organizaciones sociales y académicos han aportado al análisis señalando que este fenómeno no es exclusivo de Chile, sino parte de una tendencia global donde la polarización extrema erosiona los espacios de diálogo y consenso.

### Educación como antídoto

En línea con la propuesta presidencial, expertos en educación y pedagogía han insistido en que la transformación cultural que se requiere pasa por la formación en valores de respeto, tolerancia y pensamiento crítico desde la infancia. 'No basta con denunciar el problema; hay que invertir en una educación que forme ciudadanos capaces de convivir con la diversidad y el desacuerdo', señala una reconocida educadora.

### Constataciones y consecuencias

Tras meses de análisis y múltiples voces, se puede concluir que el uso de la humillación como arma política genera una espiral de desconfianza y radicalización que pone en riesgo la estabilidad democrática. La responsabilidad es compartida y la solución, compleja, pasa por la educación, la autocrítica y la voluntad política para reconstruir puentes.

El desafío para Chile es claro: superar la tragedia del insulto para evitar que el país se fracture irreparablemente. Mientras tanto, el espectáculo del enfrentamiento continúa, y los ciudadanos observan, expectantes, el desenlace de esta pugna que no es solo política, sino también cultural y social.

La humillación como arma no solo hiere al otro, sino que desgasta el tejido mismo de la convivencia.