
En el escenario político que se ha ido configurando tras las elecciones presidenciales de 2025, la derecha chilena enfrenta un desafío que va más allá de la competencia electoral: la fractura interna y la incertidumbre sobre sus liderazgos y alianzas. Desde la primera vuelta, el silencio de Evelyn Matthei respecto a su apoyo en un eventual balotaje ha generado un efecto dominó que expone las tensiones dentro de Chile Vamos.
El exalcalde de Puente Alto, Germán Codina, quien dejó Renovación Nacional para integrarse al comando de José Antonio Kast, ha sido una figura clave en este proceso. Codina afirmó en una entrevista con Cooperativa que "ha perdido más de lo que ha ganado" Matthei al no explicitar su respaldo, lo que evidencia la incomodidad y la desconfianza que genera su actitud en el sector. Su alejamiento no es un hecho aislado, sino parte de un fenómeno que incluye deserciones y descuelgues de otros dirigentes como el diputado Miguel Mellado y el senador Alejandro Kusanovic, todos con vínculos complejos con la coalición tradicional.
Desde el comando de Matthei, sin embargo, se ha minimizado el impacto de estas bajas. El senador Juan Antonio Coloma, uno de los rostros visibles del equipo de la candidata, señaló que "las adhesiones van y vienen" y que la campaña debe concentrarse en las propuestas y en llegar a los ciudadanos preocupados por la inseguridad y el empleo, más que en las deserciones individuales. Además, defendió la experiencia de Matthei como ministra y su capacidad para crear empleo, como un valor diferencial en la contienda.
Estas posturas contrapuestas reflejan un sector de la derecha dividido no solo en términos de estrategia electoral, sino también en visiones políticas y sociales. Por un lado, está la derecha más tradicional y pragmática que busca mantener la unidad del bloque con un discurso moderado; por otro, la derecha más dura y republicana que capitaliza el descontento social y apuesta por un cambio más radical.
El silencio de Matthei, lejos de ser una estrategia neutral, ha generado una sensación de vacío político que ha sido aprovechada por Kast y sus adherentes para consolidar su base. La incertidumbre sobre el apoyo oficial en el balotaje ha provocado que figuras como Codina opten por posicionarse claramente, marcando una distancia con la candidata de Chile Vamos.
Desde la ciudadanía, las reacciones son diversas. Algunos sectores valoran la prudencia de Matthei para no fracturar aún más a la derecha, mientras otros critican la falta de claridad y liderazgo en un momento decisivo. Académicos y analistas políticos coinciden en que esta dinámica refleja un proceso de recomposición de la derecha chilena, que podría tener consecuencias profundas para la gobernabilidad y la política nacional en el mediano plazo.
En conclusión, la derecha chilena enfrenta una encrucijada que va más allá del resultado electoral inmediato. El silencio de Matthei ha dejado un espacio que ha sido ocupado por la derecha más radical, evidenciando fracturas internas y una disputa por el liderazgo y el rumbo político. Este episodio confirma que las campañas electorales no solo son batallas por votos, sino también escenarios donde se dirimen las identidades y las alianzas que definirán el futuro político del país.