El Caso del Fugitivo de Vitacura: Radiografía de una Agresión que Expuso las Fracturas entre Justicia y Privilegio

El Caso del Fugitivo de Vitacura: Radiografía de una Agresión que Expuso las Fracturas entre Justicia y Privilegio
2025-07-10

- Una brutal agresión a un conserje en Vitacura trascendió el hecho delictual para convertirse en un símbolo del debate sobre desigualdad y clasismo en el sistema judicial chileno.

- La fuga del acusado, facilitada por una falla sistémica en la aplicación de medidas cautelares, desató una crisis de confianza pública y cuestionó los protocolos de la fiscalía.

- El caso confrontó dos visiones de justicia: la reparación económica, usada históricamente por el agresor para eludir consecuencias, y la demanda ciudadana por una sanción penal efectiva frente a la violencia.

Inicio Contextualizado: La Calma Tras la Cacería

A más de dos meses de la brutal agresión que dejó a Guillermo Oyarzún, un conserje de 70 años, con secuelas permanentes, la captura de su agresor, Martín de los Santos Lehmann, en Cuiabá, Brasil, cierra un capítulo de fuga y burla, pero abre una reflexión más profunda. El caso dejó de ser una crónica roja para transformarse en un espejo incómodo para la sociedad chilena, reflejando las grietas por donde se filtra el privilegio y la desconfianza hacia las instituciones. La detención no solo pone fin a la huida de un prófugo, sino que consolida una narrativa que obligó al país a debatir sobre la igualdad ante la ley.

Desarrollo Analítico: De la Agresión a la Fuga Anunciada

La madrugada del 17 de mayo, una discusión por un cigarro escaló a una golpiza que le costó a Guillermo Oyarzún la visión de un ojo, el sentido del olfato y cinco fracturas faciales. Sin embargo, la indignación pública no explotó por la violencia del acto en sí, sino por lo que vino después. En una primera audiencia, De los Santos, un empresario y figura de redes sociales, quedó con medidas cautelares mínimas: firma mensual y prohibición de acercarse a la víctima. Crucialmente, la fiscalía no solicitó arraigo nacional.

Este fue el punto de inflexión. Mientras la opinión pública clamaba por justicia, investigaciones periodísticas revelaron un patrón: De los Santos acumulaba al menos ocho episodios de violencia previos, la mayoría resueltos con acuerdos económicos que le permitieron evitar condenas. El más notorio, un pago de $9 millones a otra víctima de agresión en Pichilemu. La percepción de una justicia comprable se instaló en el debate.

La situación se tornó insostenible. En una segunda audiencia para revisar las cautelares, De los Santos compareció telemáticamente desde un lugar no verificado, fumando y bebiendo mate, en una actitud que fue calificada de desafiante. Acusó a la jueza de montar un “show mediático” y ceder a la presión pública. Pese a su performance, el tribunal decretó su prisión preventiva. Para entonces, ya era tarde. Se confirmó que había salido de Chile días antes, el 19 de junio, con destino a Brasil. La fuga no fue una sorpresa, sino la consecuencia previsible de una falla sistémica.

Perspectivas Contrastadas: Las Voces de un Conflicto Social

El caso se convirtió en un poliedro de visiones irreconciliables:

  • La Familia de la Víctima: Liderados por su hijo, Héctor Oyarzún, mantuvieron una postura firme y digna. Rechazaron cualquier tipo de acuerdo económico, declarando que “no buscamos plata, queremos que pague con cárcel”. Su demanda no era de venganza, sino de validación: que el sistema reconociera la gravedad del daño y aplicara una sanción proporcional, sin importar la cuenta bancaria del agresor.
  • La Defensa y el Imputado: La estrategia de De los Santos osciló entre la victimización y el desafío. Desde Brasil, envió mensajes a la prensa alegando una vulneración a su “derecho a defensa” por no poder designar un abogado a distancia. Sus acciones, como las publicaciones en redes sociales, fueron interpretadas como una burla a las instituciones. Su exabogado defensor, el ex Defensor Nacional Carlos Mora Jano, renunció por “diferencias irreconciliables”, un gesto que evidenció el quiebre incluso en su círculo más cercano.
  • La Mirada del Sistema Judicial: La Fiscalía defendió su actuar inicial argumentando que, técnicamente, el delito de lesiones graves investigado no ameritaba solicitar arraigo nacional, ya que los antecedentes previos del imputado no constituían condenas. Esta defensa, aunque apegada a la norma, generó una disonancia cognitiva en la ciudadanía: ¿cómo es posible que un procedimiento “correcto” produjera un resultado tan evidentemente erróneo y socialmente inaceptable? Esto expuso la rigidez de los protocolos frente a la complejidad de la realidad social.

Contexto Estructural: Más Allá de un Caso Aislado

El caso de Martín de los Santos no es una anomalía, sino un síntoma. Puso sobre la mesa el debate sobre las “salidas alternativas” en el proceso penal. Concebidas para agilizar el sistema, en casos de violencia con una marcada asimetría de poder y recursos, pueden ser percibidas como un mecanismo que perpetúa la impunidad. ¿Es la justicia meramente reparatoria o debe tener un componente punitivo y ejemplarizante, especialmente en delitos violentos?

Además, el episodio evidenció el rol del clasismo en la percepción de justicia. La violencia ejercida desde una posición de privilegio en Vitacura, uno de los epicentros de la élite chilena, activó una sensibilidad social particular. La pregunta que quedó flotando fue: ¿habría recibido el mismo trato inicial un agresor de otro origen socioeconómico y de otra comuna?

Estado Actual: La Justicia en Tiempos de Extradición

Con Martín de los Santos detenido en Brasil, se ha iniciado un proceso de extradición para que enfrente a la justicia chilena. El capítulo de su fuga ha terminado, pero la historia judicial está lejos de concluir. El debate que provocó, sin embargo, ya ha dejado una marca. Forzó a las instituciones a revisar sus criterios y expuso, con una claridad pocas veces vista, la tensión latente en Chile entre la ley escrita, su aplicación práctica y la profunda demanda ciudadana por una justicia que sea, y parezca, verdaderamente igual para todos.

La historia presenta un arco narrativo completo y resuelto provisionalmente, desde el acto violento inicial, pasando por la fuga internacional, hasta la captura final. Este desarrollo permite un análisis profundo sobre la interacción entre el sistema judicial, el privilegio social y la percepción de impunidad. La evolución del caso, impulsada por la atención mediática y ciudadana, ofrece una oportunidad para examinar cómo la presión pública puede influir en los procesos legales y la cooperación internacional. El tema trasciende el mero acto delictivo para convertirse en un caso de estudio sobre la desigualdad ante la ley y la efectividad de los mecanismos de justicia transfronterizos, generando una reflexión crítica sobre la estructura social y sus fallas.