La compra estatal de acciones en Intel: un giro inesperado en el capitalismo estadounidense

La compra estatal de acciones en Intel: un giro inesperado en el capitalismo estadounidense
Internacional
Estados Unidos
2025-11-18
Fuentes
cooperativa.cl www.bbc.com www.df.cl elpais.com cooperativa.cl elpais.com elpais.com elpais.com elpais.com www.bbc.com www.latercera.com

- Intervención estatal inédita: EE.UU. adquiere un 10% de Intel, rompiendo con la tradición de un gobierno limitado.

- Choque ideológico: conservadores acusan a Trump de socialismo, mientras algunos socialistas apoyan la medida.

- Futuro incierto: ¿es este el inicio de un fondo soberano de inversión en EE.UU. o un experimento aislado?

Un movimiento que desafía las reglas del juego. El 23 de agosto de 2025, el gobierno estadounidense anunció la compra de un 10% de las acciones de Intel, uno de los gigantes de la industria de semiconductores. Esta decisión, impulsada por el entonces presidente Donald Trump, ha generado un debate profundo y polarizado sobre el rol del Estado en la economía y el futuro del capitalismo en Estados Unidos.

La génesis del conflicto. Tradicionalmente, la ortodoxia conservadora estadounidense ha defendido un Estado limitado, con mínima intervención en los mercados. Sin embargo, la adquisición estatal de acciones en Intel se justificó bajo el argumento de proteger una industria estratégica para la seguridad nacional. Esta medida recuerda precedentes de crisis, como la compra parcial de General Motors y Citigroup en 2009, pero con una diferencia crucial: ahora la intención parece ser permanente y estratégica, no solo emergencial.

"Haré este tipo de negocios para nuestro país todo el tiempo", proclamó Trump en sus redes sociales, dejando claro su entusiasmo por este nuevo modelo de capitalismo administrado por el Estado.

Perspectivas enfrentadas: conservadores, progresistas y la sociedad civil.

Desde la derecha, voces como el presentador Erick Erickson calificaron la medida como un giro hacia el socialismo, acusando a Trump de incoherencia ideológica. El senador Rand Paul fue más explícito, preguntando si esta acción no era un paso directo hacia el socialismo, entendiendo este como la propiedad estatal de los medios de producción.

En cambio, figuras de izquierda como Bernie Sanders respaldaron la medida, argumentando que si las empresas reciben subsidios estatales, los contribuyentes merecen un rédito justo. Esta paradoja exhibe la complejidad del debate: la intervención estatal en la economía puede ser vista tanto como una amenaza al libre mercado como una herramienta para la justicia social.

"Si las empresas de microchips perciben ganancias de los subsidios generosos que reciben del gobierno federal, los contribuyentes tienen derecho a un rédito razonable", afirmó Sanders.

Expertos conservadores como Richard Stern advirtieron sobre las limitaciones de esta política, señalando que la gestión estatal carece de la especialización y eficiencia que exigen los mercados modernos. Tad DeHaven, del Instituto Cato, alertó sobre riesgos de corrupción y decisiones políticas que podrían desplazar la lógica económica.

El contexto internacional y la sombra del corporativismo.

Esta estrategia estatal no es inédita a nivel global. China, Rusia y varias democracias europeas mantienen fondos soberanos que invierten en sectores estratégicos. La diferencia radica en la tradición estadounidense, que hasta ahora había resistido estas prácticas. La compra de Intel podría ser la punta de lanza para un fondo soberano estadounidense, una posibilidad que el asesor Kevin Hassett no descartó, aunque sin respaldo legislativo explícito.

El secretario de Comercio Howard Lutnick anunció que se evalúa adquirir acciones en empresas de defensa como Lockheed Martin, que dependen casi exclusivamente de contratos estatales.

Consecuencias y verdades emergentes.

Este episodio desnuda una realidad inquietante: el capitalismo estadounidense está en un punto de inflexión, donde la intervención estatal podría dejar de ser una excepción para volverse una regla. Esto abre interrogantes sobre el equilibrio de poderes, la transparencia y la influencia política en decisiones económicas.

Además, la acumulación de activos estatales en empresas privadas podría convertirse en un arma de doble filo. Si un gobierno futuro de signo opuesto toma el control de estos activos, las políticas corporativas podrían cambiar radicalmente, afectando la estabilidad y previsibilidad del mercado.

"¿Hay alguien que crea que el gobierno se quedará inmóvil mientras posee un 10% de Intel y no influya en sus políticas?", se preguntó DeHaven, reflejando una preocupación compartida por varios analistas.

Finalmente, el fenómeno parece ser una expresión del llamado "Trumpismo": un pragmatismo errático, que mezcla intervenciones estatales con un discurso populista y empresarial, desafiando las categorías políticas tradicionales.

En conclusión, la compra estatal de acciones en Intel no es un simple hecho aislado, sino un síntoma de tensiones profundas en el modelo económico estadounidense. El debate sigue abierto, con voces encontradas que reflejan la complejidad de un país que se debate entre tradición y cambio, entre mercado libre y control estatal. Lo que está claro es que el escenario económico y político de Estados Unidos ha cambiado, y sus consecuencias se sentirán mucho más allá de sus fronteras.